Un Festival Fallido

Recientemente nos enteramos de la cancelación (posposición le llamaron eufemísticamente) del Festival Internacional de la Transa, perdón, quise decir de la Trova.
El motivo fue la participación en el comité organizador de una empresa vinculada a manejos financieros muy poco aseados en otra entidad, situación que por lo visto a nuestra flamante secretaria de turismo, Michelle Fridman, la tuvo sin cuidado, por muchas razone$$$$$$.
Esta vergonzosa situación, nos lleva a realizar toda una serie de conjeturas:
En primer lugar, preguntarnos porque la institución encargada de la organización y la operación del evento, fue la secretaria de turismo, en vez de que fuera, como la lógica lo indica, la secretaria de cultura (fungiendo turismo como institución auxiliar y de apoyo).
En segundo lugar, cuestionarnos porque razón, Erika Millet, la secretaria de cultura, no peleó por ser quien llevara la voz cantante, habida cuenta de que supuestamente es la conocedora del rubro y quien tiene en cuenta las necesidades del gremio trovadoril y que en teoría conoce, cuales serían los elementos a destacar en la convocatoria. Resulta muy reveladora la actitud omisa y timorata de la secretaria de cultura local, que no se atrevió a desafiar los designios de la influyente huacha.
En tercer lugar, inquirir si Michelle Fridman no estaba enterada de la clase de joyas a las que involucraba. ¿Que sería lo que vincula a la titular de turismo con tan corrupta entidad?, ¿qué clase de compromisos y acuerdos?, ¿Acaso esa documentación no fue del conocimiento de Administración y finanzas?
Como cuarto punto, preguntar porque los yicatecos fueron marginados de manera tan marcada y evidente del festival, a sabiendas del prestigio mundial de la trova yucateca. Lo anterior, sin regatear méritos a gente como Pablo, Silvio o Veloso, gente que debió apuntalar, pero no ser el centro y la esencia del evento.
En quinto lugar, discurriendo con malicia, que esta actividad no fue cancelada, seguramente en virtud de los anticipos entregados a los artistas participantes, que no se caracterizan por cobrar barato y que nos llevan a cuestionar el monto de la inversión a realizar y el origen de los recursos. Lo anterior, sin dejar de mencionar que lo destinado al tan cacareado festival, bien pudo canalizarse a otros rubros más urgentes, como salud, por ejemplo.
En sexto lugar, cabe interrogarnos los motivos por los cuales el Festival tiene tan exorbitantes costos, que lo ponen fuera del alcance de la mayoría de los yucatecos, pueblo reputado por su sensibilidad y amor a la cultura, que sin embargo, es marginado de esta forma de acudir.
Por último, aventurarnos a imaginar los motivos de Mauricio Vila, para no despedir de manera fulminante a Michelle Fridman, tras haberle faltado al respeto y ofendido a los artistas yucatecos, a los que ninguneó y al público local, al que decepcionó con la cancelación, así sea transitoria del evento, porque un evento manchado por la sombra de la corrupción, hace presumir la existencia de funcionarios corruptos y de malos manejos. Vila que presume honestidad y transparencia, procede de manera radicalmente opuesta.
Vila debió no posponer el festival, sino cancelarlo, para mandar el mensaje de que el gobierno del estado de Yucatán, jamás permitirá ser vinculado con actividades de dudosa legalidad y como escarmiento a la voracidad de algunos funcionarios. Pero, no podíamos esperar otra cosa más que lo que hizo.
El gobernador debería quitar la organización del evento a turismo y dársela a cultura, que estaría perfectamente a tiempo para redireccionar el evento. Pero un gobernador que no ama a su pueblo, ni conoce su cultura, jamás tomará semejante iniciativa. Es una verdadera vergüenza, una total decepción, este festival fallido.
Seguimos pendientes...

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