Alguien debe tomar la estafeta

Es muy claro que Mauricio Vila y su gobierno han decepcionado a los ciudadanos. Es muy claro que el pueblo yucateco se siente profundamente agraviado, lastimado y ofendido por la administración estatal en turno. Es muy claro que en el ánimo social se encuentra el deseo de revancha contra quien no ha sabido estar a la altura de sus responsabilidades y esta situación no es posible ignorarla.

Los despidos, la persecución y el acoso laboral, la soberbia, la prepotencia, el doble discurso y la doble moral, las mentiras, la falsa austeridad, la ineptitud, la ineficiencia, funcionarios foráneos, divorciados de nuestra realidad, los viajes inútiles, la corrupción, la insensibilidad, han sido todos, elementos que han contribuido a generar una gran presión. Son específicos de una bomba, que ha sido ya activada y que solo aguarda el momento oportuno para detonar (las elecciones).
El pueblo tiene el legítimo derecho de tomar revancha, de repudiar a quien lo ha denigrado y esta situación es perfectamente comprensible, pero trae aparejada una gran interrogante, que a la fecha, no puede todavía ser respondida y es la identidad de la persona que ha de encabezar el movimiento reivindicador.
En efecto, sabemos que el pueblo quiere pagarle a Vila con la misma moneda y mostrarle su desprecio, repudiarlo, reprobarlo, rechazarlo. Lo que no queda claro aún, es quien asumirá el liderazgo que tan delicada cuestión requiere. Porque si bien es necesario rechazar al gobernador y a su equipo y hacerles pagar su desdén, su incuria, su incompetencia, también se requiere generar una sinergia integradora, buscando conseguir lo que Vila no ha podido, ni querido: el bienestar de Yucatán y de sus habitantes.

Al cuestionarnos quien pudiera tomar la eatafeta, no es posible negar la inacción e ineficiencia de un PRI dividido, enfrentado, inoperante, dirigido desde la capital del país y desde esta capital del estado, por figuras que han decepcionado y no han sabido, ni podido estar a la altura de su responsabilidad histórica, política y social (Alejandro Moreno Cárdenas y Francisco Torres Rivas). Pocas esperanzas nos ofrece al respecto el tricolor. Es preciso ser realistas.

Tenemos por otro lado, un poder legislativo, integrado por una fracción opositora de diferentes vertientes ideológicas, distintos matices cromáticos y desigual actuar político-social, que si bien es mayoritaria (son menos los diputados panistas), tampoco ha sido capaz de defender al pueblo y sus intereses; y peor aún, se ha mostrado inoperante, inepta, incapaz, torpe, insensible y lo peor, sumisa, a los designios del titular del ejecutivo estatal. Pesa decirlo, pero Felipe Cervera nos ha defraudado hasta la fecha, toda vez que no ha sido capaz de tomar el liderazgo, no ha ssbido mostrarse como un factor de integración y suma y se ha resignado con permanecer lo más cómodo posible, procurando lo mejor para unos cuantos de sus allegados. Si bien es cierto, que encendió luces de esperanza recientemente, cuando se animó a alzar la voz y hablar como sabe y como debe hablar un verdadero líder de oposición. Empero, tampoco ofrece, para ser sinceros, garantías de que sabrá fajarse los pantalones a la hora buena.

Finalmente, es obligado voltear los ojos hacia MORENA y todo lo que significa la figura e influencia de un presidente de la república, que llegó con la fuerza de un huracán y el rugido de un tigre de bengala, pero que transcurrido el tiempo, se ha degradado a vil soplo de aire y a gato escandaloso y famélico, a través de la devaluación y oscurecimiento no solo de su presencia, sino también de la de su coordinador de programas federales, envuelto en un enjambre de escándalos y cuestionamientos por su ineptitud, corrupción e infidencia partidistas. Tampoco es posible negar por otro lado, que a la fecha, MORENA en Yucatán, no impresiona ni intimida a nadie, con la presencia grotesca de un dirigente partidista como Mario Mex, al que nadie le hace caso y que no fue capaz de propiciar un proceso electivo interno, medianamente aseado. Por eso todo se cayó y deberá reponerse en enero. Siendo objetivos, MORENA tampoco inspira confianza y por sus postulados y posiciones radicales a favor de cuestiones que la abrumadora mayoría de los yucatecos rechazan como legalizar las drogas, los matrimonios del mismo sexo y el aborto, tampoco representa una verdadera opción.
A los ciudadanos yucatecos lo que nos queda es estar muy atentos y observar con atenció que es lo que acontece: si alguno de los actores mencionados con antelación rectifica y corrige el rumbo, si alguna figura emerge desde el seno de la propia sociedad civil o incluso, si desde las entrañas del propio partido gobernante, surge una figura capaz de plantarle cara a los disparates del gobernador y su pandilla y generar un clima de reconciliación social. Nada puede descartarse por completo, si bien todavía no se advierte señal alguna en el horizonte. Resulta increíble que todavía ninguno de los actores políticos presentes en nuestra entidad ha sido capaz de comprender, que aquel que demuestre el arrojo y las agallas para tomar la estafeta y encabezar un movimiento opositor al ejecutivo estatal y sus paniaguados, se llenará de legitimidad y apoyo social y encarnará la esperanza popular de convertirse en una alternativa legítima de cambio. A la fecha, nadie se ha animado a intentarlo, tal vez por la magnitud del compromiso que esto implica.
Lo que es un hecho, es que los yucatecos no podemos ttansigir a avalar el proyecto político de Mauricio Vila y de sus protegidos y es un hecho que tal vez llegado el momento, debamos optar por elegir el mal menor, ante la ausencia o la inexistencia del bien mayor, pero lo que es un hecho, es que ni Vila, ni sus corifeos pueden pasar.
No perdamos la esperanza y permanezcamos atentos a los acontecimientos y continuemos luchando, cada uno desde nuestra propia trinchera, por el bien de Yucatán.
Seguimos pendientes...