La suerte de la consorte

Wendy Méndez Naal, como mujer merece todo nuestro respeto, pero cuando salta a la arena pública de la política, ya se convierte en una figura susceptible de la crítica.
Hay por tanto que decir que su proceder, resulta cuestionable. Primero, porque de conformidad a la imagen de la izquierda, Wendy ha resultado una muy aventajada alumna de las lecciones de traiciones e infamias que Huacho le ha impartido. En la gráfica, se advierte a la consorte del super relegado, con Mariana Cruz Pool, en actitud fraterna y amistosa. Nunca imaginó Mariana que le propinara una puñalada por la espalda, quien se deshizo en promesas de afecto y adhesión.
En la segunda imagen, Wendy sostiene un diálogo con alguien, con motivo de una invitación publicada en redes sociales, para acudir a la secretaría del bienestar para manifestar descontento con la actuación de su marido (Joaquín Díaz Mena) y propiciar su renuncia. Wendy defiende a su esposo a capa y espada, situación que sería encomiable, si éste no estuviera valiéndose de su puesto para beneficiar a sus allegados y para hacer negocios de cuestionable legalidad.
No es la primera ocasión en que la señora Méndez Naal interviene en esta clase de asuntos: fue ella misma, quien en su residencia, en una reunión en la que participaron además de su marido, Edgardo Medina, Domitilo Carballo y Blanca Estrada, entre otros, instó a Díaz Mena a abandonar las filas del blanquiazul. Fue ella misma, quien inclinó la balanza a favor de que Huacho ingresara a MORENA.
Wendy tiene pues lo que le corresponde: ella ha acompañado a Joaquín Díaz en los escabrosos temas de las traiciones, las transas, el amiguismo y los moches, que ella pues lo haga en la resbaladiza pendiente de los cuestionamientos, el repudio social y la debacle política.
Seguimos pendientes...

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