Renán Barrera, un Lujo Inútil Para Mérida

Con sus $107, 000.00 si, leyó bien ciento siete mil pesos mensuales, Renán Barrera Concha es el tercer alcalde mejor pagado de México. Si no fuera en serio, la cosa daría risa habida cuenta de que no somos Monterrey o Guadalajara, ciudadades que por su grado de desarrollo o industrialización tendrían para pagarle eso y más a su primer edil. El asunto no es una mera cuestión numérica. Se supone que el alcalde es primus inter pares, esto es, el primero entre iguales. Por eso se le llama primer edil, toda vez que en la antiguedad, eran estos funcionarios (los ediles) quienes se encargaban por velar por la buena marcha de una ciudad. Los romanos eran sabios. Hasta donde se sabe, el conjunto de regidores devenga alrededor de $48,000 mensuales y aún concediendo que debiera darse a Renán alguna cantidad adicional por ser él quien encarne la titularidad del gobierno municipal, su sueldo es eminentemente ofensivo para la calidad del resto del cuerpo edilicio, al que se paga como si fuera de segunda, comparándolos con el alcalde. La verdad es que la inmensa mayoría lo son, pero esa es otra historia, en cuyo análisis no vamos a entrar ahora. Por otro lado, se considera que los servidores públicos deben estar bien pagados por varios motivos: primeramente para evitar la corrupción, toda vez que una remuneración escuálida se supone los pone en situación de potencialmente sucumbir a esta tentación, en segundo lugar para compensar los quebraderos de cabeza y problemas inherentes al ejercicio del poder, donde jamás se deja satisfecho a todo el mundo, por más que se traten de hacer bién las cosas (esto es una realidad) y por último, para compensar el alejamiento que en aras de buscar el bién público, necesariamente debe existir, de los negocios personales y hasta de la familia. Pero una cosa es estar bien pagado y otra muy diferente, sobrepagado. Consideramos que el alcalde de Mérida está sobreremunerado y que si verdaderamente ama a nuestra ciudad, como todo debiera suponer, perfectamente podría reducir su sueldo en un porcentaje, para quedar su estipendio en $75,000.00 (setenta y cinco mil pesos), que es una retribución más que digna. Así es, amigo lector, Renán Barrera debiera ganar menos de lo que paga a su tesorera. Pero esto es una cuestión de egos y no de eficiencia. Por último, hay que analizar los resultados ofrecidos respecto el salario devengado. Aquí es donde la puerca torció el rabo. Dados los resultados ofrecidos a la ciudadanía, dada la mediocridad de su gestión, dados los mala calidad de la atención y los servicios que la ciudad ofrece a sus habitantes, es evidente que Renán Barrera devenga un sueldo que no merece y que no ha sabido desquitar. Si no supiéramos que el cabildo esta integrado en su mayoría por un atajo de funcionarios sumisos y timoratos, los instaríamos a hacer uso de sus atribuciones y a rebajarle el sueldo al primer edil. Lamentablemente ni hay pantalones, ni interesa el bienestar de la ciudad más que en el discurso. Y como colofón de todo lo anteriormente expuesto, léase como la cereza del pastel, hay que mencionar que semejante salario es ofensivo para un municipio como el nuestro, quebrado y saqueado por la mala administración anterior (al menos es lo que repiten Renán Barrera y sus corifeos hasta la saciedad, aunque hasta la fecha no hayan podido probar nada, con tenacidad propia de testigos de Jehová). De los argumentos ya planteados, podemos concluir que Renán Barrera es un lujo inútil para Mérida y que en esta época de apreturas económicas, es un gasto excesivo que no podemos darnos el gusto de pagar. Desde esta tribuna, reto al alcalde a ser congruente y en aras de exhibir amor a Mérida y demostrar que no es otro payaso afecto a las poses populistas y electoreras, a reducir su sueldo en una cuarta parte, lo que nos haría reconocerlo como persona congruente e interesada verdaderamente en su comunidad. ¿Aceptará?

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