Lady Ayuntamiento: ¿Y el Código de Ética?
La comandancia de la policía municipal de Progreso informó que la noche de anteayer, detuvo a Silvia Heredia Cruz,
funcionaria del Ayuntamiento de Mérida, luego de que se negara a soplar el alcoholímetro en el retén instalado
a la salida del puerto rumbo a esta capital.
De acuerdo con la versión de los agentes encargados de la detención, a las 20:25 horas, en la calle 80 por el rumbo del libramiento a Mérida, Heredia Cruz fue detenida por conducir en estado de ebriedad un automóvil Nissan, tipo Sentra, color blanco, placas de circulación YZX-70-90 del estado de Yucatán.
Al momento de ser detenida, los agentes pidieron a la detenida soplar el alcoholímetro, a lo que la funcionaria se negó alegando ser una persona muy influyente. La funcionaria, que labora en la Dirección de Comunicación Social del ayuntamiento meridano, gritó a los policías de Progreso que no le podían hacer nada porque trabajaba en el área de prensa del Ayuntamiento de Mérida.
Heredia Cruz, ahora conocida como la Lady del Ayuntamiento de Mérida, fue trasladada al calabozo, no sin antes lanzar multitud de improperios y recordatorios familiares a los oficiales encargados de su detención y amenazar con despedirlos
Según el parte policiaco, “la Lady Meridana” fue detenida por la unidad 7037 de la policía progreseña.
El problema aquí va más allá del simple hecho aislado de que una persona haya sido detenida por conducir en estado de ebriedad, poniendo en riesgo su integridad física y la de los demás. Lo lamentable es la actitud asumida por quien en teoría es una dama, injuriando y amenazando servidores públicos que solo cumplían su deber y que de alguna forma, hasta la estaban protegiendo, al impedir que siguiera conduciendo y pudiera constituirse en protagonista de algún hecho lamentable. Peor aun es que se trata de una funcionaria municipal meridana, que haciéndose eco de la actitud asumida por el alcalde de Mérida y su equipo de trabajadores, reaccionó de manera completamente altanera y prepotente. Pero lo más deplorable del hecho es que pudimos enterarnos que funcionarios de la Dirección de Comunicación Social del ayuntamiento meridano, trataron de frenar que la nota saliera a la luz pública, lo que prueba fehacientemente la doble moral que impera en la comuna meridana. Veremos ahora si ante la publicación de esto y la frustración de sus planes de sepultar en silencio lo acontecido, el área de prensa del ayuntamiento de Mérida, se ve en la necesidad de informar.
Habría que preguntar a Renán Barrera que pasó con el famoso código de ética, que con bombo y platillo anunció al inicio de su administración y cuestionar si esta vez si se va a aplicar, o seguirá siendo letra muerta como otras veces ya sucedió. Por lo visto ya hay quien pretende imitar los líos vehiculares del alcalde. El mal ejemplo cunde y la inclinación hacia la impunidad es un mal precedente que el propio titular de la administración municipal ha puesto de manifiesto, ¿que podemos entonces esperar? Nada bueno, por supuesto.
Tratar de impedir que el público se entere, en aras de mantener una imagen inmaculada, es lo que intentó el ayuntamiento de Mérida. Pero ya todos sabemos que no hay nadie peor que aquellos que se dan baños de pureza. Sugerimos tanto al alcalde, como a otros funcionarios, cuya propensión a la bebida es pública y notoria, que para lo sucesivo, si toman, no manejen, para evitar ser detenidos y puestos en la picota pública
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