Camioneta Nueva Para Renán. ¡Viva la Austeridad!

En teoría el ayuntamiento de Mérida, fue brutalmente saqueado. Al menos eso dice Renán Barrera. Se rasga las vestiduras y gime plañideramente por donde tiene oportunidad quejándose de ello. La realidad es que eso está por verse, porque legalmente no ha podido probar nada y poco o nada ha hecho de manera eficiente al respecto. Se ha limitado a lloriquear. Esta actitud, inicialmente le valió algún apoyo de la ciudadanía, pero al ver ésta que las cosas se han quedado en palabras y a las palabras se las lleva el viento, la gente ya no le cree, comienza a desconfiar y sobre todo a exigirle resultados. Ya no se conforma con pretextos. En teoría a Renán la administración anterior le entregó un ayuntamiento quebrado. En teoría el municipio no tenía dinero. En teoría la nómina estaba sobrepoblada. Supuestamente así era y el alcalde habló de eficientar, de reducir burocracia, de ser austeros, de hacer más con menos. En teoría, por eso el alcalde reforzó estas ideas al inicio de su administración pidiendo prestado, como para que la gente percibiera que había una completa carencia de recursos y sin querer queriendo, nos vacunó con aquello a lo que tanto se opuso y tanto criticó cuando era diputado: con un préstamo que rebasa por mucho, los límites de su periodo. En teoría se fueron los bandidos, los corruptos y llegaron los honestos, los eficientes, los honrados. En teoría... La realidad es que en la práctica, se ha hecho todo lo contrario: se han creado cargos que no solo no existían antes, sino que hasta la fecha, no se sabe para que sirven. Prueba de ello, es la Subdirección de Fomento a la Lectura, que prodigiosamente fomenta el hábito, sin los elementos indispensables para ello: los libros. Han llegado a cargos de alto nivel, personas sin la preparación y la experiencia debida para desempeñarlos y cuyos únicos méritos, son los vínculos de afinidad que tienen con integrantes del cabildo. Ya previamente habíamos dado cuenta de ello. Pero las cosas no quedan ahí: en esta administración austera, del raquítico presupuesto de una ciudad en quiebra, el alcalde por sus pistolas aumenta el sueldo a su tesorera, en una tercera parte, sin que haya una justificación de peso. Ni el premio patito que se adquirió es motivo suficiente. Próximo a rendir su primer informe de gobierno, el alcalde se regodea hablando de haber corregido, denunciado, ordenado, saneado y transparentado infinidad de irregularidades. En realidad no ha sido así: los préstamos se concertaron al vapor y sin justificarse a plenitud, las concesiones se otorgaron discrecionalmente, los contratos se suspendieron al chalecazo y las adquisiciones se realizaron pletóricas de sospechosismo. Una verdadera maravilla... La semana anterior, el alcalde protagonizó un incidente de tránsito, en el que su camioneta fue colisionada por un gigantesco vehículo Tsuru, Modelo 86. La acuciosa Dirección de Comunicación Social no reveló la magnitud de los daños y merced a las dimensiones del automotor responsable, tememos haya sido pérdida total, porque el ayuntamiento de Mérida, la austera, frugal y sobria administración que preside Renán Barrera, se vio quiza en mérito de lo anterior, en la necesidad de adquirir otro vehículo. Una camioneta nueva. Eso es ser comedidos en el gasto y lo demás son vaciladas. Total, Renán lo merece por estar próximo a rendir su informe, cumplir un año en la alcaldía y por los desvelos sufridos en su lucha por el bienestar de los meridanos. Es menester mencionar que no supimos que se convocara licitación alguna para la compra del vehículo y que sin duda, el choque ocasionó una situación de emergencia que justifica plenamente la adquisición. El alcalde no puede rebajarse a utilizar vehículos antiguos y su proceder en el hecho de tránsito denota que no puede rebajarse a poner pie a tierra y a sufrir los rigores del sol. Así que ni tardo, ni perezoso, el ayuntamiento de Mérida, motivado por la emergencia consecuencia del impacto propinado a la camioneta del alcalde, se apresuró a ponerse en contacto con la Chevrolet y adquirir de manera directa, mediante el área de flotillas de la concesionaria, una hermosa Suburban dorada, para solaz y regocijo del alcalde, que tiene a precio público, un costo que asciende a la friolera de $ 715,000.00 (léase setescientos quince mil pesos). La operación naturalmente, se ha realizado en silencio, con toda la discreción del caso, sin duda porque Renán Barrera quería darle la sorpresa a los meridanos y sorprenderlos en su informe con la feliz noticia. Hasta donde sabemos, el vehículo ya se encuentra en manos del ayuntamiento de Mérida. Estoy seguro que Renán nos perdonará haberle arruinado la sorpresa, pero al enterarnos, no pudimos evitar brincar de alegría y dedicar algunos adjetivos al munícipe. Jubilosos vemos que la bancarrota financiera del ayuntamiento de Mérida es cosa del pasado, toda vez que ahora hay dinero para regalar a las asociaciones civiles que encabezan los cuates y para adquirir modestos vehículos, que han de ser tan austeros que seguro carecerán de asientos de piel y otros adminículos superfluos como reproductor de discos compactos y DVD integrados. ¡Fin a la austeridad!, ha llegado el momento de administrar la abundancia. Otro logro para presumir Renán, muchas felicidades. ¡Viva la transparencia!

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