Ataques de Renán Barrera

Dar a conocer a la comunidad la realidad de lo que acontece en nuestra urbe, no es una tarea sencilla. Ejercer la crítica implica una gran responsabilidad: la de exhibir los sucesos tal cual son, sin filias, ni fobias y evidentemente también significa eventualmente, lastimar intereses de gente que se ha trazado ciertos objetivos. Realizando esta tarea, hemos tenido ocasión de dar a conocer inconsistencias, irregularidades y manifiestas violaciones del gobierno que encabeza Renán Barrera Concha, a su palabra empeñada a los meridanos en la etapa de proselitismo electoral, sino a lo prescrito por diversos ordenamientos legales o simplemente a la ética, en flagrante contravención a lo que ofreció en materia de apego a la legalidad, participación social, transparencia y rendición de cuentas. Los señalamientos realizados, no fueron formulados de manera casual, ni reciente. Se realizaron ya hace tiempo. Desde el inicio de la administración, inicialmente en el tono más suave, cortés y comedido. Al principio, sabedores de la importancia de que un gobierno tome completamente las riendas de la administración, ni siquiera de modo directo, sino a través de amigos comunes o integrantes del cabildo, a quienes solicitamos se echaran a cuestas la labor de hacer reflexionar al primer edil. Igualmente, mandamos mensajes por medio de las "asociaciones civiles", en teoría garantes del cumplimiento de los compromisos adquiridos con la sociedad. Todo fue en vano. Pudimos constatar por otro lado, que Renán Barrera tuvo la fortuna de contar con un grupo diferente de regidores de oposición. Una fracción joven, bien intencionada y con plena disposición de apoyar cuanto fuera en beneficio de la ciudadanía. Un colectivo que no cuenta entre sus miembros, a ningún dogmático, ni recalcitrante. Aparentemente la mesa estaba servida para realizar un magnífico papel. Pero he aquí que Renán Barrera en vez de gobernar para lograr la felicidad de sus conciudadanos, decidió hacerlo para satisfacer los intereses de sus patrocinadores de campaña y promotores de sus ambiciones electorales y dejó de cumplir cantidad de compromisos contraidos tanto con los habitantes de esta ciudad, como con el panismo y ante el silencio y la apatía general, tuvimos que hacer algo al respecto, a sabiendas de que los yucatecos son de talante conformista. Merced a la carencia de cualquier vínculo o militancia formal con partido político alguno, que no fueran los lazos de simpatía y las convicciones y conocedores de la importancia en el ámbito democrático de lo que representa el equilibrio de poderes, fuimos conociendo y convenciéndonos de que la oposición no ha adoptado proyectos ni propósitos perversos para esta capital, sino que antes bien, con humildad ha reconocido los errores en que ha incurrido y demostrado plena disposición para corregirlos. A partir de ello y en el marco de una relación respetuosa de amistad y coordinación en materia de datos e información, que de ninguna manera implica subordinación, ni sumisión, hemos emprendido la ardua tarea de intentar garantizar el bienestar de los ciudadanos, forzando al alcalde a rectificar. Hemos tenido que ir subiendo paulatinamente el tono de la voz, al percatarnos de la inexistencia del ánimo de reencauzar el rumbo e incluso nos hemos visto en la necesidad de recurrir a la acción directa. Pero la soberbia y la ambición desatadas impiden a Renán Barrera rectificar y al verse evidenciado por nuestros señalamientos, los cuales no han podido ser rebatidos, sino que el paso del tiempo ha comprobado, ha tomado la peor de las alternativas: recurrir a los ataques y a la descalificación. Nuevamente Renán Barrera comete todos los desatinos que anteriormente criticó. De este modo, Renán ha soltado a su jauría de jilgueros y cortesanos, instruyéndola con la orden expresa de denostar, de agraviar e insultar, creyendo que podrá doblegar una reputación y una fama pública ganada en el curso de los años y forjada en el crisol de la lucha cívica y el apego a las mejores causas. Desesperadas, ya sus huestes no saben que inventar: me han acusado de cobrar en otro partido político o de estar al servicio de tal o cual personaje. Nada de ello es cierto y la mejor prueba es que sigo viviendo con sencillez y en medio de las estrecheces que un pequeño negocio propio, que nos obstinamos en fomentar, significa. No Renán, no somos iguales, no te equivoques. Tus ataques no me hacen mella y no me ofenden ni afrentan tus infames señalamientos, formulados cobardemente a través de tus corifeos, acusándome de venderme a otras banderas. He confirmado mi convicción de que todos los partidos políticos tienen un mismo objetivo que es buscar el beneficio general y que lo único que varían son los métodos. Ni me vendo, ni tengo patrón como tú, que te viste forzado a invitarlo, a sentarlo en primera fila y a anunciarlo, cubriéndote de verguenza, pues exhibiste a tu verdadero amo. No me rindo y estamos en pie de lucha. Los ataques públicos y privados no me intimidan, te equivocaste de hombre. Seguiré denunciando e intensificaré mis investigaciones y elevaré el volumen de mi voz, hasta que todo Yucatán se entere de quien eres en realidad. Nos merecemos algo mucho mejor. Aqui va mi guante...

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