Bienvenida

Con solo que regreses, la ciudad se despereza como despertando de un letargo, se pone linda... La tarde, azul y abierta, parece una sonrisa; vuelves y con eso, son todas las cosas tan sencillas, a tu lado las horas carecen de tristeza, son más limpias. Refulge luz de luna en tus mejillas y el viento, impune e invisible, te llena de caricias y eso, ¡como me da envidia! Dibujo tu silueta entre la gente, gozándola sin prisa, al advertirte: me diagnostico felicidad y poesía, bienvenida...

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