El Departamento en la Playa y la Lancha del Alcalde

De manera fortuita, ayer coincidí con un alto funcionario del equipo de comunicación social del ayuntamiento de Mérida. Lo saludé y en tono de broma, le pregunté si había sido invitado a la inauguración del departamento en la playa del alcalde. Me respondió que no, que se había apenas enterado por otros medios de esta versión. Lo curioso, es que no la desmintió tajantemente. Ya entrados en en tema, le pregunté si Renán lo había invitado a pasear en la lancha que se dice acaba de comprar, indicándole que a mi parecer seguramente la lancha era propiedad de algún empresario, que se la había puesto a disposición, toda vez que esta suele ser una táctica muy socorrida de parte de algunos para deslumbrar pochburgueses. Ante mi asombro, el funcionario tampoco desmintió la adquisición, limitándose a aclarar que la embarcación no era nueva. De manera ulterior me encontré a otra persona y al referirle lo platicado con el funcionario municipal me comentó: A Renán le hicieron ver algunos allegados que no era muy prudente en este momento en que se habla de manejos financieros poco claros en el ayuntamiento, adquirir semejantes bienes, que podían hacerlo blanco de críticas y de cuestionamientos. A ello respondió el alcalde: "mi carrera política será larga, ya fui regidor y diputado, ahora soy alcalde, después seré diputado federal y gobernador y siempre la gente hablará. Así que si de todos modos, va a hacerlo, no veo porque privarme de cosas que me gustan". La respuesta retrata de cuerpo completo la personalidad de Renán Barrera: un político arribista, dispuesto a cualquier cosa con tal de lograr sus objetivos y al que el bienestar de la ciudadanía y la opinión pública le importan un soberano cacahuate. Por eso Renán ha tratado de dirigir el criterio de la ciudadanía hacia la idea de que es diferente, que trata de hacer las cosas bien y es víctima de perversos ataques de la oposición y de francotiradores periodísticos que tratan de hacer naufragar sus esfuerzos. Nada más falso: hay que destacar que en vez de tratar de hacer relucir su capacidad de trabajo, Renán Barrera prefiere hacerse la víctima, lo que no solo hace cuestionable su aptitud para el puesto, sino que es poco varonil. Renán es alguien que cree merecerlo todo y su convicción se ha fortalecido con el incienso y los elogios que le brindan el coro de focas aplaudidoras de las agrupaciones ciudadanas que lo elogian hasta cuando va al baño y no cuestionan nada de lo que hace. El apego a la legalidad, la transparencia, la rendición de cuentas, la honestidad y el trabajo sin distingos, son meros recursos retóricos que obviamente nunca lleva a la práctica el alcalde. Previamente, en otras ocasiones, hemos señalado que Renán Barrera no se caracteriza por cumplir sus compromisos, por honrar su palabra, ni por generoso. Todos ellos son factores que le harán sumamente complicado cristalizar el escenario que vislumbra, de ser diputado federal o al menos obtener la candidatura, habida cuenta de toda la gente que ha dejado mal y le dará la espalda. Además aquí cabe resaltar que Renán que no es valiente, pretenderá hacerse de una plurinominal, para no exponerse a un descalabro sometiéndose al veredicto ciudadano. Ello dependerá de la persona que ocupe la dirigencia del blanquiazul y que pueda en mayor o menor medida, dejarse seducir por el discurso o más bien sucumbir ante las dádivas. En cuanto a su intención de erigirse en eventual candidato a la gubernatura, está frío. Su estilo soberbio y pagado de si mismo y su imagen de niño fresa, contrastan notablemente con la personalidad de otros aspirantes, sencillos, accesibles, carismáticos y que se identifican y hablan el idioma del pueblo. Renán Barrera no tiene nada que hacer ante rivales así. No es competencia. Lo único que queda al alcalde de Mérida, es seguir acariciando sueños de opio y pretendiendo que vive en el mundo de caramelo que comunicación social le hace creer, mientras el hermano incómodo y Rich Gutiérrez siguen haciendo de las suyas y el ayuntamiento sigue llenándose de porquería, manejos oscuros y oportunistas, asimilándose a los mitológicos establos del rey Augias, que en el caso de Mérida y del PAN, ni el propio Hércules conseguiría limpiar. Así, mientras Renán Barrera disfruta las delicias de veranear en su departamento de playa y los paseos en lancha, nuestra ciudad se mira pletórica de necesidades desatendidas por su mal gobierno. A ver en que terminan las cosas...

Comentarios

  1. yo vi la lancha de Renan el fin de semana( domingo 11 agosto ) el manejándola y choco con dos wafe runners estacionadas, su marinero insulto y amenazo el al dueño de la moto, el cobarde ni se bajo de su lancha y no pidió perdón , su lancha se llama
    today´s toy

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