Populismo y Manipulación en Desarrollo Social

La tentación del populismo y la manipulación social a través de medrar con las necesidades de una población empobrecida, son aspectos constantes en el quehacer de cualquier gobierno, independientemente de su signo. Para este efecto, han creado diversos organismos encargados de realizar actividades de política social, léase de entregar dádivas, que en vez de remediar las necesidades de la gente, las alivien un poco solamente y permitan seguir aprovechando de manera clientelar, sus debilidades en en ámbito económico. Por tradición, por doctrina, por valores, los gobiernos emanados de Acción Nacional se habían mostrado contrarios a esto, al menos mientras estaban en la oposición. Pero las cosas cambiaron cuando accedieron al poder. Un ejemplo claro de lo anterior fue el del doctor Raúl Castillo Hoyos (QEPD), que supo aprovechar a cabalidad su cargo de director de Desarrollo Social para granjearse la buena voluntad no solo de la militancia blanquiazul, sino la de la población perteneciente a los sectores más desprotegidos de la ciudad, con la intención de constituirse en candidato a la alcaldía de Mérida. Si el cáncer no hubiera estado de por medio, sin duda habría logrado este objetivo. Otro personaje que se valió del asistencialismo para promover su carrera, es el actual regidor Felipe Duarte Ramírez, que desde la subdirección de Promoción Social se valió de todos los medios a su alcance para ello. Empero, su incapacidad para decir no, su afición a las hijas de Eva y su propensión a cumplir mucho menos de lo que promete, lo han llevado a probar el sabor de la derrota en las lides electorales. Habremos de dedicarnos ex profeso al dirigente de la Red de Maestros en otra ocasión, pues es otra muestra de los grillos que se disfrazan de ciudadanos para saciar sus ambiciones de poder. Hace veinte años el ayuntamiento de Mérida que entonces presidía Ana Rosa Payán Cervera, creó los llamados Consejos de Participación Ciudadana, con la intención supuesta de promover la participación y el acompañamiento social a todos los actos de la autoridad. La realidad es que la autora del proyecto de implementación de estos organismos, se percató desde un principio que su verdadero objetivo era controlar la participación social, incorporando personas parciales, que no constituyeran obstáculo a cuanto pretendiera hacer el ayuntamiento. En estas instancia, se realiza un verdadero filtrado del perfil ciudadano, se aprovechan los afanes protagónicos y se atizan las ansias de iniciar carrera política, a cambio de beneficios y dádivas. Esta estructura se maneja precisamente desde la Dirección de Desarrollo Social del ayuntamiento, siendo la subdireccción de Promoción Social la responsable de su operación. Sabedor de todo lo anterior, Renán Barrera niega la Oficialía Mayor del ayuntamiento a Salvador Vitelli Macías, que declina a su favor y le ofrece un paquete igualmente atractivo desde la óptica electorera, como es Desarrollo Social. Vitelli, candidato derrotado a la diputación federal por el tercer distrito, campaña a la que no invirtió un solo peso y creyó que podría ganar a base de caminatas, acepta ansioso de relanzar su actividad proselitista y conseguir en un tercer intento, hacerse de la candidatura a la alcaldía meridana, que ya en dos ocasiones se le ha negado: vencido en la contienda interna por Beatriz Zavala y sumándose a la campaña de Renán Barrera, consciente de que volvería a ser derrotado si se obstinaba en participar. Vitelli lleva sobre de sí, la sombra de Ana Rosa Payán Cervera que no lo deja crecer. Para neutralizar a Vitelli, Renán le impone a José Luis Martínez Semerena en la Subdirección de Promoción Social y a Carlos Ojeda Domínguez en la subdirección de Infraestructura Social. Así cuanto pretenda hacerse en la dependencia, no escapará al conocimiento del alcalde. Renán Barrera perversamente estimula las ambiciones de Mauricio Vila por un lado, haciéndolo visible en eventos organizados por el municipio y por otra parte, alienta a Salvador Vitelli a buscar obtener la candidatura a alcalde y no dudamos que los dados se carguen a su favor, toda vez que Salvador sería un aspirante a modo... para perder y evitar de suerte semejante, que Renán tenga un competidor adicional en su búsqueda de ser candidato a gobernador. Salvador Vitelli ve llegada la ocasión de operar a su favor, llegado el momento de renovar a los integrantes de los Consejos de Participación Ciudadana y a través de Edwin Galaz Pérez, jefe de Participación Ciudadana y de integrantes de asociaciones seudociudadanas como William Duarte y Gustavo Herrera, presidente el primero de la agrupación Librepensadores de México, integrantes ambos de otra agrupación, la Unión de Ateos y Agnósticos de Yucatán, hicieron saber a la encargada de la creación del proyecto original de los consejos, sus intenciones, animándola a participar y mencionándole que contaban con apoyo y financiamiento de Vitelli Macías. Nuevamente podemos observar como en aras de pretender hacerse de popularidad y de obtener beneficios, el ayuntamiento que encabeza Renán Barrera y sus corifeos, no vacila en aprovecharse de las necesidades del pueblo, traicionando el ideal panista de respeto a la dignidad de la persona y no duda en abanicar la formación de agrupaciones seudociudadanas, donde un atajo de vividores y oportunistas de la política, se disfrazan de ciudadanos apartidistas para satisfacer ambiciones bastardas de poder y para difundir el perverso mensaje del ateísmo. Irónicamente tanto William Duarte como Gustavo Herrera, provienen de Corporación de Estudiantes Mexicanos, la agrupación fundadada por el jesuita español Ramón Bueno y Bueno y encabezan a una generación de ateos, que pretende hacer carrera en el PAN. Será interesante que Salvador Vitelli transparente la información de contrataciones de personal permanente y eventual e informe los horarios y las actividades en las que se utilizan gasolina y vehículos oficiales. El ayuntamiento de Mérida es un completo desastre, donde lo que menos interesa es el servicio a la comunidad y donde sus integrantes, salvo contadas y honrosas excepciones, solo buscan sacar ganancias de su paso por el servicio público. De nosotros los meridanos depende que logren sus intenciones