La Dirección de Cultura y Sus Decisiones Absurdas
La Dirección de Cultura Municipal comenzó su encargo de una manera atípica, desde el momento que su responsable afirmó que para el Ayuntamiento de Mérida era más importante dedicarse a las tareas de bacheo y recoja de basura, que destinar recursos para la realización del Festival de la Ciudad. Lo polémico de la aseveración fue que el evento artístico ya consignado, es parte de un programa operativo anual, que a fortiori comprende un techo financiero asignado con antelación, no existiendo de este modo, pretexto alguno para no realizarse. Pero aun suponiendo, que fuera fundada la queja de que la dependencia se recibió sin recursos, habría que cuestionar porque razón no se tomaron acciones legales, para sancionar los presuntos ilícitos.
Posteriormente, contraviniendo lo blasonado por el alcalde, incrementó la burocracia, al inventar una subdirección (Fomento a la Lectura), que no solo no existía, sino que hasta la presente fecha, a pesar de los requerimientos formulados por integrantes del cabildo, no ha revelado el plan de trabajo y el organigrama de la dependencia, para conocer sus objetivos, medir sus resultados y evaluar su plantilla laboral. Detalles de transparencia, simplemente.
No entraremos al análisis de su actividad, pues evidentemente esto resulta subjetivo y reviste muchas aristas. Lo que es imposible dejar de consignar son dos cosas: La falta de buen trato, acorde ya no a la calidad de artista de quien acude a realizar alguna gestión ante la dependencia, sino a la dignidad de aquellos que por cualesquiera motivos, se ven en la necesidad de interactuar con sus funcionarios. Prueba de ello constituye la pretensión de ninguneo a un grupo de caricaturistas locales, que se frustró en mérito de la intervención de algunos periodistas, llegando el asunto a manos de la esposa del primer edil, que se vio obligada a ofrecer disculpas y otorgar el espacio de participación, que legítimamente solicitaban.
Y asimismo, la escasa actividad desplegada por sus grupos artísticos (el coro, la camerata y el ballet), que en otros tiempos, en virtud de convenios existentes con dependencias de otros niveles de gobierno, se presentaban a lo largo y ancho, no solo de nuestra urbe, sino del territorio estatal. Los integrantes de tales agrupaciones padecen carencias de equipo y vestuario, situación que resulta inconcebible tratándose de emblemas de la actividad cultural municipal.
Es imposible no señalar que el Museo de la Ciudad presenta notorias deficiencias en sus instalaciones y que su acervo es sumamente escaso, situaciones que al parecer no acongojan en lo más mínimo a los responsables de la cultura emeritense y que pudieran zanjarse con un poco de iniciativa.
Ahora, se anuncia con bombo y platillo la llegada de una exposición de obras originales de Rembrandt, cosa que sería de festinarse de no existir otras necesidades. ¿No hubiera sido preferible dotar de instrumentos, equipo y vestuario a los grupos artísticos municipales, antes que realizar la millonaria erogación de traer los cuadros?, ¿no habría sido preferible mejorar aspectos salariales antes de solventar el monto de la exposición? Si vemos las cosas desde el ángulo de la ganancia mediática, hacer justicia a estos agrupamientos, pudiera haber sido hasta más redituable políticamente. Concluyamos: Rembrandt la única ganancia que dejará será el goce de aquel que tenga en suerte contemplar la exposición, en tanto que dotar de vestuario, equipo e instrumentos a los grupos artísticos municipales, incidirá directa e indirectamente en la calidad de los artistas locales y su quehacer.
Inquieta la carencia de rumbo en la Dirección de Cultura meridana y preocupa aun más, que se opte por el relumbrón, en vez de atender lo indispensable. En materia de Cultura, el ayuntamiento procede como antes criticaba.
Ser todo aquello que ofreció combatir, ha sido el sello de la administración municipal en turno. ¿Habrá voluntad para rectificar? Hay muchísimo en juego…
Post Scriptum: Cuestionado el alcalde respecto de cómo podría la Subdirección de Fomento a la Lectura cumplir su tarea, toda vez que era notoria la carencia de acervo en las bibliotecas municipales, escuetamente respondió: compraremos libros. Han transcurrido más de seis meses y no ha sido posible enterarse, que se planee incrementarlo, por medio de alguna licitación o adquisición directa. Seguimos esperando.
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