Medallas patito y el turismo en picada
Mauricio Vila es afecto a comprar títulos. Le encanta que le quemen incienso. Por esta razón tiene a la prensa local dominada, a base de repartir migajas y prebendas.
Vila no solo no gobierna porque se la pasa de viaje, sino que además ha incorporado al gabinete a personajes impresentables, que gozan del repudio popular. El caso más paradigmático de lo aludido, es el de la secretaria de turismo, Michelle Fridman Hirsch.
Michelle Fridman, una persona prepotente, soberbia, estrafalaria, con evidentes desviaciones en sus aficiones, es también gente propensa a la megalomanía y el figurado. Ello ha podido notarse a través de los eventos fallidos que ha realizado, consecuencia de su absoluto desconocimiento del ámbito turístico local y de su tendencia a derrochar recursos que no le pertenecen.
Curiosamente los mismos que hoy gobiernan, son quienes anteriormente criticaron la parafernalia reflejada en eventos de dudoso beneficio, como conciertos, invitaciones a integrantes de la farándula nacional, la compra de publicidad sin resultados visibles en publicaciones nacionales e internacionales y la adjudicación de preseas de dudosa legitimidad, en el entendido que esos galardones patito, cuestan y bastante caro por cierto.
Recientemente nos enteramos que la funcionaria estatal recibió de la embajada francesa una medalla al mérito turístico, que aseguran es el máximo galardón que el gobierno galo entrega en tal rubro; y no pudimos evitar preguntarnos, cual sería el criterio para la adjudicación, toda vez que la funcionaria de marras, no ha logrado incrementar sustantivamente la afluencia turística, ni siquiera organizando sus cumbres para promocionar la homosexualidad, con la participación de notables afeminados, ni con sus fallidos festivales de trova, toda vez que ser una mediocre ejecutante, no la convierte ipso facto, en musicóloga experta.
La realidad es que la funcionaria capitalina no ha hecho nada que valga la pena e inclusive a través de empresarios del ramo turístico que solicitaron el anonimato, sabemos que la actividad en Yucatán va a la baja.
¿Qué le espera a nuestra entidad con un gobernador que no gobierna y con una secretaria de turismo que en vez de ayudar, perjudica pues solo se preocupa por satisfacer sus caprichos y su desmesurado ego?
De los ciudadanos yucatecos depende cambiar esto, o que las cosas continúen igual o peor.
Seguimos pendientes...
Vila no solo no gobierna porque se la pasa de viaje, sino que además ha incorporado al gabinete a personajes impresentables, que gozan del repudio popular. El caso más paradigmático de lo aludido, es el de la secretaria de turismo, Michelle Fridman Hirsch.
Michelle Fridman, una persona prepotente, soberbia, estrafalaria, con evidentes desviaciones en sus aficiones, es también gente propensa a la megalomanía y el figurado. Ello ha podido notarse a través de los eventos fallidos que ha realizado, consecuencia de su absoluto desconocimiento del ámbito turístico local y de su tendencia a derrochar recursos que no le pertenecen.
Curiosamente los mismos que hoy gobiernan, son quienes anteriormente criticaron la parafernalia reflejada en eventos de dudoso beneficio, como conciertos, invitaciones a integrantes de la farándula nacional, la compra de publicidad sin resultados visibles en publicaciones nacionales e internacionales y la adjudicación de preseas de dudosa legitimidad, en el entendido que esos galardones patito, cuestan y bastante caro por cierto.
Recientemente nos enteramos que la funcionaria estatal recibió de la embajada francesa una medalla al mérito turístico, que aseguran es el máximo galardón que el gobierno galo entrega en tal rubro; y no pudimos evitar preguntarnos, cual sería el criterio para la adjudicación, toda vez que la funcionaria de marras, no ha logrado incrementar sustantivamente la afluencia turística, ni siquiera organizando sus cumbres para promocionar la homosexualidad, con la participación de notables afeminados, ni con sus fallidos festivales de trova, toda vez que ser una mediocre ejecutante, no la convierte ipso facto, en musicóloga experta.
La realidad es que la funcionaria capitalina no ha hecho nada que valga la pena e inclusive a través de empresarios del ramo turístico que solicitaron el anonimato, sabemos que la actividad en Yucatán va a la baja.
¿Qué le espera a nuestra entidad con un gobernador que no gobierna y con una secretaria de turismo que en vez de ayudar, perjudica pues solo se preocupa por satisfacer sus caprichos y su desmesurado ego?
De los ciudadanos yucatecos depende cambiar esto, o que las cosas continúen igual o peor.
Seguimos pendientes...
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