Karen Evidencia a Renán

Mejorar los servicios públicos fue una de las principales promesas de campaña de Renán Barrera. Como candidato criticó el desempeño de la administración que le antecedió, especialmente en los rubros de recoja de basura, iluminación y bacheo. La ciudadanía, azuzada por Barrera Concha y otros personajes, compró el cuento y le concedió un voto de confianza. Como todos sabemos, apenas tomó posesión, faltando a su palabra, lo primero que hizo Renán Barrera fue pedir dinero prestado. Obtuvo un préstamo por catorce millones de pesos para destinarlos a labores de bacheo. Cabe mencionar que el alcalde mencionó que conseguir el empréstito era urgente, toda vez que argumentó que las calles estaban en deplorable estado. El cabildo le concedió su aval. Debido a la supuesta condición emergente, el bacheo se asignó a quien le vino en gana al alcalde (sus cuates y patrocinadores electorales) y no se convocó a licitación alguna, ni tampoco se informó cuanto dinero se utilizó, en donde se aplicó y si hubo algún sobrante. Catorce millones de pesos es muchísimo dinero y según lloriqueaba el primer edil, las calles estaban en calidad de queso Gruyere. El municipio presumía haber tapado más de catorce mil baches. Concedamos que así haya sido. Con todo, debió sobrar mucho dinero. ¿Qué se hizo de él? Las lluvias recientes, consecuencia de la depresión tropical Karen, que en breve dicen, se convertirá en ciclón apenas toque aguas del Golfo de México, han puesto en evidencia al munícipe emeritense, puesto que nuestra ciudad no solo se ha inundado debido al nivel de precipitación pluvial y la falta de mantenimiento de los pozos colectores, sino que ha demostrado que las calles de Mérida, fueron hechas con frijol colado, pues los baches pululan por doquier. En efecto, contra lo ofrecido durante la campaña proselitista de Renán Barrera, Mérida está llena de baches, de maleza, de basura y a oscuras. Las condiciones que el alcalde ofreció mejorar, han empeorado completamente. ¿Que se ha hecho con el dinero de los préstamos? nos preguntamos los ciudadanos. Brillan por su ausencia las brigadas de trabajadores que antaño se encargaban de recoger desperdicios, chapear la maleza, rellenar hoyancos y colocar lámparas. Las luminarias que se han colocado recientemente, violando las disposiciones de un juzgado federal que prohibió que continuase esta actividad, en unos pocos días dejan de funcionar, dejando las calles en completa penumbra. Resulta obvio concluir que el alcalde nos falló, que no ha sido capaz de cumplir sus promesas. Todo mundo se da cuenta. Solamente la propaganda oficialista y las voces de los funcionarios de alto nivel y beneficiarios de su administración se empeñan en sostener lo contrario (como los grupos de pedigueños profesionales, integrados por vividores del erario público, disfrazados de ciudadanos apartidistas). La molestia crece en la ciudadanía de Mérida, que le menta la madre a Renán, cada vez que se ve en la necesidad de atravezar un lago de cenagosas aguas o su vehículo cae en alguno de los millones de baches, que pululan por las calles. El partido de extracción del munícipe, calla ignominiosamente y guarda silencio cómplice. ¿Quién va a atreverse a patear el pesebre? La triste realidad es que lejos de vivir en una ciudad de avanzada, con servicios de primera, como pregonan los jilgueros municipales, lo hacemos en una urbe con grandes carencias y servicios de quinta. Si a todo lo anterior, sumamos la nula atención a las comisarías y a la población más necesitada y las pésimas decisiones, consecuencia de la ignorancia, la impericia y la ineptitud, el panorama es desolador. Los meridanos tenemos un pésimo gobierno: soberbio, terco e insensible, incapaz de rectificar y al que la ciudadanía y sus problemas, le importan un soberano cacahuate. Que ofrece servicios públicos de ínfima calidad y a cuyos funcionarios solo interesa enriquecerse y la continuidad de su futuro político. No dejaremos de recordarlo, pues debemos poner fin a ello. Resulta revelador que a tan solo un año de su administración, Renán Barrera acumule tal cantidad de quejas y denuncias en su contra, sin contar las emprendidas contra integrantes de su gabinete. Aún concediendo que hubiera algunas sin sustento suficiente, no debiera el alcalde ni su equipo, dar oportunidad de ello, pero las pifias se suceden de manera interminable. Aprovechamos recordar a Renán Barrera que la ciudadanía no olvida y que estas cuentas pendientes, se ajustan generalmente en las urnas. Vayamos tomando nota de todas y cada una de las irregularidades de la administración en turno, a efecto de que apenas obtenga el poder un gobierno que haga caso de las voces de los ciudadanos, podamos complacer el deseo del alcalde en funciones, de contar con que se realice un juicio político. Será maravilloso verlo lucir un traje a rayas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Origen de Mario Millet

LAS TRANSAS DE CHANGOLEÓN

Los Trapos Sucios del INCAY