Corrupción en Todo el Ayuntamiento
No se trata de un invento: la corrupción corroe a todo el ayuntamiento, los malos modos proliferan, las malas prácticas se extienden, los rumores de usos poco convenientes de parte de funcionarios de todo rango proliferan. Esto no ayuda a la confianza, esto no contribuye a que los meridanos den su apoyo irrestricto al ayuntamiento. Sin embargo pocos hablan, casi todos guardan silencio cómplice.
Mauricio Vila prometió cosas que no ha cumplido: prometió continuar las buenas administraciones panistas para tener flamante la ciudad, prometió ahorros en el gasto corriente del ayuntamiento, prometió eficientar procesos, prometió reducir personal, prometió mucho. Nada ha cumplido, ha sido todo lo contrario.
Mauricio Vila ha aumentado el gasto en sueldos y servicios, cuando la razón de crear las plazas de los vicealcaldes fue supuestamente eficientar procedimientos y tener mejor control del quehacer administrativo y del personal.
El gobierno municipal en turno, no ha reducido sino que ha aumentado exponencialmente el número de trabajadores del ayuntamiento de Mérida; con solo revisar la página electrónica oficial puede advertirse. Por eso hoy día los empleados municipales exceden los seis mil. Lo malo es que sus condiciones laborales no son óptimas y solo acceden a la ansiada seguridad de la base, los consentidos de algún poderoso padrino de la administración en turno o el partido.
Por otro lado, contradice el discurso de austeridad del alcalde, el mismo que lo llevó a rechazar el uso del teléfono y vehículo oficiales, el gasto destinado a propaganda y comunicación social, que excede con largueza las cifras presupuestales anteriores y que tiene como objetivo contar con medios dóciles y plumas serviles, dispuestas a abanicar las intenciones del primer edil.
Es evidente que aquel que rechaza someterse a la visión futurista de Mauricio Vila o de su manejador, Roger Torres Peniche, es desterrado para realizar trabajos infamantes o de plano despedido. En el ayuntamiento de Mérida actualmente, no existe la libertad de expresión e invocarla es solo un recurso retórico, útil para cuestiones de actividades proselitistas.
Se sabe de asignación de apoyos con criterios parciales y facciosos como pronto haremos del dominio público, sobre todo en lo que concierne a acciones de vivienda y cuestiones de otro tipo, manejadas por la Dirección de Desarrollo Social.
Pero lo peor de todo, es la corrupción rampante que campea al interior del ayuntamiento de Mérida y que lleva a la existencia de empresas fantasmas, destinadas a constituirse en fondos colectores de financiamiento ilegal de campañas políticas y que se traduce en consecuencia, en servicios públicos de la peor calidad para la ciudadanía. Lo anterior, sin tomar en cuenta las condiciones deplorables en que por lo mismo, se encuentran calles, parques y mercados de nuestra ciudad, a causa de la falta de mantenimiento.
Para colmo de males, la corrupción ha propiciado la formación de verdaderas mafias al interior del gobierno municipal: desde los consejos comunitarios, encargados de priorizar las obras, incluyendo su asignación, hasta verdaderas cadenas criminales inmersas en la promoción y protección del ambulantaje y la piratería. De tal suerte, es que en dias pasados, diversos medios se dieron a la tarea de difundir irregularidades acaecidas en el departamento de cobranza de la tesorería municipal, a cargo de Eloina Isabel Martínez Puc, que indebidamente se dedica junto con otros venales empleados de la dependencia, a duplicar folios de pagos de ambulantes y tianguistas. Cabe destacar que lo anterior, al parecer era consentido tácita o expresamente por la anterior tesorera, Laura Muñoz Molina y por el subdirector de ingresos, todavía en funciones, Santiago Massa Ramos.
Según hemos podido enterarnos, Ricardo Martín López y Dara Campos, empleados de la tesorería municipal, fotocopiaron (clonaron) recibos destinados a cobrar a tianguistas y ambulantes, obteniendo de esta manera, dinero que jamás ingresó a las arcas de la tesorería, circunstancia que fue descubierta debido a la inconformidad de un comerciante afectado que reclamó. Los hechos se hicieron del conocimiento de Martínez Puc, en su calidad de jefa de cobranza, pero no hizo nada. La situación se volvió un escándalo e implicó la participación del área jurídica de la comuna, pero no para esclarecer los hechos, sino para distorsionarlos y garantizar impunidad a los funcionarios involucrados, que se sabe son protegidos de Victor Hugo Lozano Poveda.
Como nuestros amables lectores, recordarán ya anteriormente Panorama Emeritense había destapado la corrupción del área, denunciando a José Escobedo, que junto con su esposa e hijas, configuraba un caso de influyentismo, toda vez que con los números de empleado y fecha de ingreso, comprobamos que la familia completa laboraba en el área en cuestión. A pesar de los datos aportados, nadie hizo nada para subsanar la irregularidad; y de nueva cuenta suponemos que el nuevo tesorero municipal, Juan Carlos Rosel, también fingirá demencia.
A pesar del discurso de austeridad y honestidad de Mauricio Vila, la realidad es que el ayuntamiento de Mérida está infectado de corrupción y donde quiera que se busque, aparecen rastros del atentado que a diario se comete contra la buena fe del electorado. Lo hacemos público para que la ciudadanía abra los ojos y no se deje engañar por lobos con piel de oveja.
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