Algunos Nunca Aprenden

No cabe duda que hay quienes nunca aprenden. Tal es el caso del flamante senador panista Daniel Ávila Ruiz, mejor conocido como "El Señor de los Moches", que no conforme por verse exhibido públicamente al realizar esta ilegal actividad, que le reditúa ganancias indebidas, las cuales destina a usos de dudosa legalidad e incierto destino, sin haber salido todavía del primer escándalo, ya esta metido de nueva cuenta en otro, igual o mayor, esta vez tratándose de acoso telefónico a la ciudadanía. Como nuestros lectores recordarán, Ávila Ruiz fue exhibido en su ilegal actividad, gracias a audios dados a conocer por la agrupación Acciones Líderes, que ponen de manifiesto la manera ilegal en la que el senador panista obtiene ganancias, a partir de las obras que gestiona; así como de la red de turbios intereses en la que está involucrado, junto con alcaldes emanados de su partido (el PAN), como es el caso del alcalde de Motul, Vicente Euán Andueza y empresarios constructores de pocos o nulos escrúpulos, como Rosendo Ceballos Chan.
Más allá de lo anterior, recordemos que el escándalo de los moches, no se quedó en lo mediático, sino que motivó que el legislador panista fuera denunciado penalmente por los presuntos delitos cometidos, por integrantes de la asociación civil Acciones Líderes, que además, dieron a conocer otros audios, obtenidos de manera anónima, que involucran en esta ilegal actividad a la diputada federal panista, Kathia Bolio Pinelo, que presumía utilizar los servicios de una empresa constructora, imposible de imputar, por tener muchos años de funcionamiento y maquinaria para el desempeño de las labores requeridas. Amén de lo anterior y sin que exista nada comprobable aún, Ávila Ruiz fue vinculado sentimentalmente por un portal noticioso local, con una mujer oriunda de la capital, por medio de fotografías que recibió su esposa, situación que pone de manifiesto que el senador no solo procede indebidamente en lo público, sino también en lo privado y poco o nada bueno podemos esperar los ciudadanos de servidores públicos de tan baja calaña.
Pero a todo este rosario de irregularidades y acusaciones de actividades ilegales, se ha añadido la acusación de acoso telefónico a la ciudadanía y uso indebido de la información personal, debido a una serie de mesajes de texto enviados desde un teléfono identificado como suyo, en el que daba a conocer los servicios que ofrece su oficina de enlace. Lo anterior, sin duda alguna, no habría causado mayor revuelo si Ávila Ruiz hubiera mandado los mensajes de texto dirigidos a sus contactos o a militantes de su partido, el problema es que los mensajes llegaron a ciudadanos (doy fe, pues recibí uno), que no simpatizan con sus ideas o proyectos ideológicos y que como es natural, se mostraron profundamente indignados. Los ciudadanos en cuestión, se preguntaron como obtuvo el senador panista su información personal y de donde salieron los recursos para obtener la misma. Tal situación de molestia e indignación, fue dada a conocer por un portal informativo, especializado en análisis político. Probablemente lo anterior de pie a nuevas denuncias en contra del senador panista, que en algún momento fue considerado como eventual aspirante a la candidatura a gobernador del estado por su partido, pero que después de todo lo acontecido, está completa y absolutamente fuera de combate. Daniel Ávila Ruiz debe cesar de inmediato el acoso telefónico a la ciudadanía y explicar la manera en que adquirió las bases de datos personales, indicando quien se las proporcionó, así como el origen de los recursos utilizados para adquirirlas. Daniel Ävila Ruiz es un ejemplo claro de la doble moral que caracteriza a los panistas, que de dientes para afuera, se deshacen en elogios a la legalidad y exigen a grito pelado respeto absoluto al marco legal vigente pero que de dientes para adentro, son capaces de realizar cualquier inmoralidad, sobre todo si ésta coadyuva a la consecusión de sus objetivos personales. Eso sí, a pesar de ser unos bandidos redomados, públicamente no dejan de darse golpes de pecho. La ciudadanía tendría que preguntarse si desea brindar su confianza para hacerse cargo de los delicados asuntos de orden público, a esta clase de mentecatos. Huelga decir lo que podemos esperar de gente así. Es hora de que la ciudadanía abra los ojos, de la reputación de honestidad y respeto a la ley que caracterizaba a los panistas de antaño, no queda sino la nostalgia por los tiempos idos. Bien lo expuso magistralmente el presidente estatal panista, Raúl Paz Alonzo: "No es lo mismo ser, que parecer". Quede pues, para la reflexión.

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