Transparencia, Pero No Tanta

Día con día termina de caerse la máscara de falsedad y doble discurso que acostumbra utilizar el ayuntamiento de Mérida y a la que de manera sistemática ha recurrido Renán Barrera. Desde un inicio denunciamos el doble discurso, reclamamos los actos de doble moral, advertimos que una cosa es lo que se dice, pero otra muy diferente la que se hace, llamamos la atención para que se supiera que el alcalde acostumbra jugar con dados cargados, que le gusta maquillar la realidad. dimos a conocer que le gusta la transparencia, pero no tanto... En efecto, ayer pudimos percatarnos de lo anterior, en dos instantes: primero, cuando el alcalde evadió dar la cara y se hizo ojo de hormiga, al mencionarse que siempre si se cambiará la sede del carnaval, trasladando las actividades a cualquioer otro sitio que no sea Paseo de Montejo. El cambio de sede o permanencia de las carnestolendas, es una cuestión que merece analizarse con detenimiento, siempre lo hemos dicho. Sorprende en un ayuntamiento que se dice tan incluyente, partidario de la transparencia y de la participación ciudadana, que los meridanos no hayan sido tomados en cuenta al respecto y tuviera que echarse mano del burdo recurso de inventar una inexistente encuesta telefónica para justificar haber relegado a la ciudadanía y el sometimiento de Renán Barrera a los intereses de las cerveceras. Lo anterior, es tan notorio, que por eso el primer edil no tuvo la hombría de dar la cara a los medios de comunicación y envió en su lugar a un hombre de paja, para que no fuera más evidente, lo que ya es sumamente notorio. No es necesario ser adivino para anticipar que este ayuntamiento que no se destaca por su capacidad logística, convertirá en un desastre y en una situación caótica lo referente a las grandes concentraciones humanas que los paseos implican. Esperamos no tener nada que lamentar. Por otro lado, reiterando, que siempre son buenas la transparencia, el apego a la legalidad y el fomento de la participación ciudadana, pero sin exagerar, el alcalde y sus regidores, dieron una cátedra del significado de lo que significa la democracia dirigida, al desestimar todas las propuestas realizadas por la oposición para integrar el consejo ciudadano para el seguimiento del presupuesto de egresos del municipio de Mérida, una especie de club de fans del primer edil, habida cuenta que pertenecer al mismo, solo es posible a través de una invitación directa del munícipe, que es el único que cuenta con capacidad para nominar a los futuros integrantes. Democracia y pluralidad puras, como puede verse. La importancia de este consejo, es que supervisará todos los gastos que se hagan con motivo del presupuesto de egresos, es decir, serán los encargados de verificar los gastos que se realicen para que se hagan de manera correcta, de suerte tal que los recursos no se desvíen en fruslerías, ni dilapiden en caprichos, ejerciéndose verdaderamente en beneficio de la ciudadanía. Pues bién, con la actitud adoptada por nuestro flamante presidente municipal, todo quedó restringido al ámbito de la teoría y a ser un catálogo de buenas intenciones. Renán Barrera perdió una oportunidad de oro de dar certidumbre a su gobierno. Lo sorprendente de este asunto, es que Renán Barrera y sus regidores, rechazaron propuestas que incluían la CMIC, Canirac, el arquitecto Manuel Castillo Rendón, los cronistas de la ciudad Gonzalo Navarrete Muñoz, Jorge Alvarez Rendón, la UADY y la Universidad Anáhuac. Evidentemente Renán Barrera no quiere correr riesgos y quiere contar con un coro de focas perfectamente amaestradas que digan que la aplicación del presupuesto es legal, moral y transparente, máxime que se prevee realizar obras que significan la posibilidad de realizar jugosos negocios y no le agradaría en absoluto que alguno se pudiera salir del huacal y pueda dar a conocer los bisnes que sin duda se cocinan. Mal por el ayuntamiento y peor por el alcalde. Lo bueno es que los meridanos ya conocemos la hipocresía que caracteriza a Renán Barrera y sabemos que es el mentiroso más grande del mundo y no le creemos ni un Padre Nuestro rezado de rodillas. Tristemente de nueva cuenta, el tiempo nos dará la razón.