La Muerte Tiene Permiso
Ya lo habíamos anticipado varios. Diferentes voces (tanto periodistas, como funcionarios) advertimos al ayuntamiento y al alcalde Renán Barrera que era de vital importancia otorgar a las comisarías de Mérida unidades de traslado o instalar módulos de atención médica, a efecto de velar por la salud de los habitantes de las comisarías o facilitar su atención adecuada y oportuna, si acaso se presentara una emergencia que ameritase el concurso de un médico o peor aún, hospitalización. La respuesta que recibimos fue siempre la misma: un completo silencio, que evidenciaba un absoluto desinterés y un supremo desprecio. En ese sentido, nuestra conciencia está tranquila: cumplimos avisando, pero la tranquilidad de espíritu no basta y resulta francamente insuficiente cuando se presentan hechos lamentables que pudieran haberse evitado, haciendo gala de un ápice de sensibilidad social y de sentido común.
En efecto: Renán Barrera y el ayuntamiento nos ignoraron olímpicamente pensando de modo erróneo que criticamos y señalamos por el simple hecho de causar escozor e incordiar, pretendiendo demeritar la imagen del alcalde o manchar la trayectoria de su qdministración. Nada más falso, señalamos y denunciamos errores e inconsistencias, en ejercicio consciente y responsable de la función de contraloría social, que toca a los medios de comunicación desempeñar y a efecto de que las autoridades y funcionarios públicos, sepan en que rubros deben poner especial interés. No ha sido entendida nuestra intención de contribuir a hacer extensivo el bienestar a toda la ciudadanía y hemos recibido de manera invariable, censura, falta de información, cerrazón e intransigencia. No hemos hallado una autoridad receptiva y sensible, consciente de su labor y de la nuestra. Renán Barrera pretende sumisión y subordinación, no colaboración y crítica.
Anteriormente señalamos al alcalde la necesidad de ampliar la cobertura municipal en materia de salud y la trascendencia de que las comisarías cuenten con unidades de traslado, para la atención oportuna de las emergencias. Cuestionamos el modo con que se adquirieron tres vehículos dispuestos para esta tarea y el elevadísimo monto que la operación significó, toda vez que consideramos en poco ayudaba a las comisarías, porque a esos precios supusimos podía adquirirse más y mejor.
No pasó mucho tiempo lamentablemente, para que las circunstancias nos dieran la razón y el deplorable fallecimiento de un joven de 18 años que se electrocutó en la comisaría de Oncán, sin que hiciera acto de presencia el vehículo de traslado, pusieron de manifiesto lo inoperante de las medidas determinadas por el alcalde.
El deceso es atribuible de manera indirecta al alcalde, dado su desinterés y su indiferencia ante las solicitudes formuladas expresamente por las autoridades auxiliares de cada comunidad y por los regidores de la oposición y sería deseable por tanto, que el ayuntamiento emitiera un posicionamiento, dando a conocer no solo su opinión al respecto, sino las medidas que se tomarán para prevenir que se vuelvan a presentar circunstancias similares.
Es a todas luces censurable que acontezcan situaciones de este tipo, donde debido a la soberbia y el desprecio del alcalde y los demás funcionarios del ayuntamiento hacia los ciudadanos más humildes, la muerte tenga permiso para segar las vidas que le plazca tomar.
El gobierno de Renán Barrera va de mal en peor: no solamente exhibe una total ineptitud para brindar los servicios públicos indispensables como son el bacheo y mantenimiento de las calles, la recoja de la basura, la iluminación de la ciudad, el chapeo de la maleza y la abatización contra los mosquitos, sino que se desempeña dentro de la mayor opacidad y las más oscuras formas de ocultar información para distorsionar la ley a conveniencia, alterando licitaciones y adquiriendo productos de manera cuestionable o celebrando contratos francamente ilegales, que benefician indebidamente a funcionarios de la administración en activo, sino que ahora ya atenta contra la vida de los ciudadanos a quienes por definición debiera servir, al negarse a satisfacer sus necesidades.
Por hechos u omisiones equivalentes a los que hasta el día de hoy ha incurrido el alcalde Renán Barrera y los funcionarios de su administración, el Cheché Ceballos fue separado de su cargo y encarcelado. Los ciudadanos nos preguntamos de que privilegios goza Renán Barrera para proceder dentro de la más completa impunidad y que esperan nuestras autoridades para empezar a aplicar la ley. Renán Barrera debe responder legalmente ante las autoridades por la responsabilidad derivada de sus hechos u omisiones y debe ser sometido a proceso, desaforado y destituido inmediatamente. Entretanto, es claro que el alcalde ha sido juzgado y seguirá siéndolo por la ciudadanía, que esta harta de sus lloriqueos y pretextos y ha sido irremisiblemente condenado a la pena mas temida por cualquier político: la infamia y desprecio popular.
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