¿Cuántas Muertes Más?
La semana pasada ya lamentábamos un fallecimiento suscitado en la comisaría de Oncán, debido a la falta de unidades de traslado para canalizar a las personas enfermas al servicio médico más cercano. Posteriormente, aconteció otra muerte en San Antonio Hool y por desgracia, no pasaron sino unos días para que tuviéramos que deplorar otro deceso, ahora en la comisaría de Cholul.
Los deudos de los difuntos no han tenido noticia alguna del municipio, que no dice esta boca es mía. Abandonados por las autoridades en vida, ni siquiera en la muerte han podido llamar su atención y ser capaces de imbuir sentimientos humanitarios en los soberbios funcionarios municipales.
Las desgracias se han acentuado, debido a la cerrazón de las autoridades municipales que han restringido el acceso a las comunidades a los servicios de emergencia de la Secretaría de Seguridad Pública, que a falta de vehículos de traslado, eran quienes intervenían para sacar del apuro a los enfermos y sus familiares.
Del lado de los integrantes del actual ayuntamiento, la única respuesta que ha existido es que las unidades de traslado no son ambulancias, ni sus choferes, paramédicos. Esto es claro, carecen tanto del equipamiento como de la preparación, pero cuando se trata de personas integrantes de grupos vulnerables, que carecen de los medios para atender debidamente estas emergencias, la celeridad para llevar a una persona enferma o herida a recibir atención médica, puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. Cualquiera puede comprenderlo, es simplemente cuestión de sentido común.
Nunca un ayuntamiento meridano había exhibido tal distanciamiento de su población e insensibilidad ante los requerimientos sociales. El éxito de Acción Nacional en Mérida había sido por muchos años, el trabajo social, con grupos y colonias populares, que arrebataba banderas a la izquierda y anulaba los postulados de justicia social priista. Hoy día esto ya no existe y solo prevalece una actitud propia de una casta de privilegiados, que se cree con derecho a todo.
Pero esta actitud de intolerancia, insensibilidad y de soberbia, es lo que se ha traducido en errores y esto ha dado pie a frecuentes reclamos de la ciudadanía, que ya obligaron al alcalde a tener que reconocer que hay un problema con el bacheo y además de echar la culpa a la administración anterior, ha culpado a las lluvias, como si en nuestra ciudad lloviera a diario y copiosamente y como si no supiéramos que los baches los rellenan con frijol colado y por eso a las primeras gotas, no tardan en abrirse.
Pero los reclamos ciudadanos no se limitan a bacheo, se extienden a basura, alumbrado, desarrollo urbano, cultura, licitaciones y son tantas, tan variadas y de tal intensidad, que tienen al alcalde muy nervioso, irascible y lo hacen susceptible a incurrir errores, que pueden traducirse en episodios que podría lamentar. Precisamente por ello, es que ha tenido que recurrir a especies tan burdas como las descalificaciones a sus críticos, la victimización a la que es tan poclive y se advierten en los lloriqueos y hasta a tratar de dividir a la oposición inventando divisiones que solo existen en su imaginación.
La soberbia a llevado a Renán Barrera a suponer que la impunidad será total y permanente. La soberbia lo ha llevado a suscribir documentos públicos que prueban sus ilegalidades. Muchos nos preguntamos cuanto tiempo más se prolongará la impunidad, por cosas semejantes Carlos Ceballos Traconis fue desaforado, encarcelado y sometido a proceso. Renán Barrera se encamina a la misma dirección a pasos agigantados. Después de todo, es muy probable que tenga el juicio político que tanto ha deseado y pedido. Le recordamos al alcalde que hay que tener cuidado con lo que se desea y pide, porque a veces se nos cumple...
Los meridanos entretanto nos preguntamos cuantas muertes más tendrán que acontecer para que el ayuntamiento tome cartas en el asunto de las unidades de traslado, porque el tema es una auténtica bomba de tiempo y si estalla, de nada servirá a Renán oprimir el botón de pánico, el mismo que la sociedad utiliza repetidamente hasta ahora, sin resultados.
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