Oportunidad Perdida

Finalmente el cambio de sede del carnaval se materializó. Renán Barrera cedió a los intereses de las cerveceras, los verdaderos dueños del evento prevalecieron y de manera sorprendentemente unilateral en un ayuntamiento que presume de incluyente y de auspiciar la participación ciudadana, se decretó la mudanza a Xmatkuil. Cambiar la sede del carnaval rompe una tradición de más de 40 años que hizo de las carnestolendas, un verdadero crisol social, donde confluía gente de todos los puntos cardinales de nuestra ciudad. Con el traslado, esto se rompe y el carnaval adoptará un cariz marginal, siendo una celebración a la que difícilmente accederán integrantes de la clase media o alta, a menos que deseeen encontrar alcohol y desenfreno sin restricciones. El principal riesgo que enfrentará el carnaval con el cambio de sede, será la seguridad. Poder tener la capacidad de poner límites al consumo de bebidas embriagantes se antoja casi imposible, máxime por la lejanía, por no estar claro quien estará a cargo de las labores de vigilancia, para las cuales la totalidad de elementos de la policía municipal apenas resultaría suficiente y es obvio suponer que no se suspenderá la actividad en el resto de nuestra urbe para concentrarlos en Xmatkuil. Además de lo anterior, es claro que no se utilizarán todos los espacios de la Feria, que habrán muchos cerrados y sin utilizar, que no dudamos se conviertan en sitios propicios para realizar actos reñidos con la moral, para el consumo de estupefacientes o hasta para perpetrar algún delito. Consideramos que inevitablemente el ayuntamiento tendrá que solicitar el auxilio de la Secretaría de Seguridad Pública. Pero lo peor no será el consumo indiscriminado de bebidas embriagantes que seguramente se traducirá en la necesidad de supervisar la vialidad y en la obligación de garantizar la integridad de los asistentes, sino que se reflejará en un altísimo costo para el ayuntamiento de Mérida, que tendrá que realizar una fortísima erogación, derivada de las adaptaciones que inevitablemente representa la mudanza. Esta situación ya fue advertida al alcalde por Roberto Rihani Gasque, en un diagnóstico de lo que implicaría el cambio de sede. Naturalmente esto a Renán Barrera lo tiene sin cuidado, pues mientras mayores sean los costos, más grandes serán las ganancias, pues el alcalde y su grupo de allegados están dedicados a cuidar sus intereses y el de las empresas que han creado para hacer bisnes. Ya no hablamos de favorecer patrocinadores, ya no hablamos de pago de favores políticos, hablamos de favorecer ilegalmente, empresas creadas ex profeso para obtener ganancias ilícitas, detrás de las que se encuentran las figuras de Rommel Uribe Capetillo, César Bojórquez y Jorge Barrera Concha, que son quienes realmente controlan a los hombres de paja puestos al frente de las mismas. Ya anteriormente habíamos mencionado que Renán entregó el carnaval a Ermilo Echeverría, diciéndole que se encargara de todos los bisnes. Ermilo por su parte, recurrió a su socio Roberto Rihani Gasque para cerrar el círculo; de esta manera, ellos serán los encargados de confeccionar los carros alegóricos, de autorizar puestos de venta de comida y de cerveza y de rentar sillas, palcos y gradas. Un conocido empresario de apellido Osorio, quiso participar en el negocio de la renta de sillas y mobiliario, pero le pidieron la mitad de las ganancias y no le entró. De esta manera queda más que claro que Liliana Bolio es solo una figura decorativa, que servirá de tapadera a estos pillos. Roberto Rihani es socio de Rommel Uribe Capetillo, que no pierde la menor oportunidad para hacer trafiques, valiéndose de sus relaciones políticas. Reiteramos: el cambio de sede del carnaval es motivado por intereses económicos y no por el bienestar, ni por solicitud de los habitantes de Mérida. Hubo una acalorada reunión con los regidores panistas, donde Felipe Duarte se manifestó como el más férreo opositor al cambio de sede. Duarte Ramírez, ante la impopularidad de la medida y el panorama de la tremenda cantidad de negocios de dudosa legalidad a realizarse, concluyó espetando a Renán: en tus manos se está quedando mi futuro político. A lo que éste con todo cinismo replicó: ¿Hasta de eso tengo que responsabilizarme ahora? Los desatinos de la administración de Renán Barrera continúan. El primer edil perdió una oportunidad de oro de legitimar su alicaido mandato, consultando a la ciudadanía y poniendo en práctica su sentir, pero prefirió ceder al poder económico. No hay refrán perdido y en el ayuntamiento que preside Renán Barrera, con dinero baila el perro... y con un poco de suerte, hasta el alcalde...

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