¡Que Verguenza Renán!
Aunque a mucha gente no le agrade que se diga y lo tome como algo ofensivo, no es así. A la gente hay que conocerla y los meridanos ya conocemos bien a nuestro alcalde y sabemos que clase de gente nos gobierna: un individuo intolerante, arribista, codicioso, pachorrudo y sinverguenza. Sobradas muestras ha dado de las prendas que lo adornan, en diferentes momentos de su mandato, Renán es de los que ven la tempestad y no se hincan.
Diferentes editorialistas, periodistas, políticos y hasta ciudadanos comunes, indignados por el mal estado en que se encuentra nuestra ciudad, hemos aportado muestras del mal gobierno, a través de pruebas irrefutables como fotografías de calles acribilladas de baches, rebosantes de basura, oscuras y revelado al dominio público malas actitudes o peores prácticas provenientes de diversos funcionarios municipales. El motivo es simple: el gobierno municipal es un actor cercano, con el que la ciudadanía interactúa y que resuelve o se supone que lo hace, los problemas de la cotidianidad.
Lo anterior ha sido en tal magnitud, que ha dejado al primer edil y a su corte de funcionarios sin excusas ni pretextos para justificar su mal papel y su inacción, heciendo patente su ineptitud para el puesto. De nada han valido ya, las excusas y lloriqueos a que tanto el alcalde como sus secuaces son tan proclives, pues las evidencias han sido contundentes. Y lo han sido de tal modo, que a regañadientes, Renán Barrera se ha visto forzado a admitir lo que salta a la vista, como es el problema de los baches. Por supuesto, ha tratado de esquivar la responsabilidad y justificar su mal trabajo, culpando a la administración anterior y hasta a la naturaleza, aduciendo que las lluvias han sido copiosas, como pretexto para pedir más dinero y prometer que ahora sí, va a resolver el problema, que sin duda alguna le hace zumbar los oidos, con los recordatorios maternales que la ciudadanía le endilga, cada vez que sus vehículos, literalmente desaparecen tragados por un bache. Pero la realidad es que en la práctica, nada ha pasado y los baches, hijos de la presente administración municipal, gozan de cabal salud y siguen creciendo y multiplicando su número, en mérito de la fecundidad de nuestras calles.
Ante el pésimo papel de la autoridad municipal y la indolencia exhibida, diputados y regidores priistas se han dado a la tarea de ponerse a realizar las labores correspondientes al municipio, pero que éste no lleva a cabo. En lo personal creo que la tarea debio haber sido puesta en práctica por la dirigencia municipal del tricolor y abrazada por los diputados y ediles en su calidad de representantes populares, pero bueno, lo importante es que se ha puesto en marcha y es de indudable beneficio popular.
La medida ha intentado ser descalificada por los defensores gratuitos o pagados del ayuntamiento, que la han tildado de demagógica, populachera y emprendida con el solo ánimo de molestar. La población ha reaccionado y expresado que ojalá de modo más frecuente los partidos políticos buscaran molestar a sus adversarios de esta manera, pues la población se los agradecería. Por otro lado, la estrategia es de buena guerra y desde luego capitalizable políticamente para los intereses del tricolor. Reiteramos: ojalá y con mayor frecuencia se adoptaran medidas semejantes, porque el partido que lo hiciere, las vería traducirse en éxitos.
Pero lo que es vergonzoso y profundamente lamentable, es la actitud del alcalde y de la administración que preside, que en vez de sentirse avergonzados porque la oposición les reproche y restriegue en la cara su abulía y pésimo desempeño, cínicamente dejan a los priistas hacer su chamba, calculando el dinero que se ahorran y que previsiblemente destinarán a sabrá Dios que fines o en provecho de quien, en vez de reaccionar al rejón y poner a trabajar activamente a las cuadrillas de servicios públicos municipales. Reiteramos: esta actitud revela claramente la naturaleza de esta administración bistequera, pachorruda y sin ápice de amor propio. Incluso directores en activo de dependencias municipales, deploran y se apenan de la desverguenza del alcalde.
Renán Barrera sigue manifestando un supremo desprecio por la ciudadanía y sus necesidades y demuestra que lo único que le interesa es proseguir satisfaciendo sus ambiciones pecuniarias y políticas y que los postulados y la doctrina panista, le importan un soberano cacahuate. Su gobierno es una verdadera verguenza para el Partido de Acción Nacional y para los panistas, si don Víctor Manuel Correa Rachó y don Héctor Bolio Pinzón vivieran, se vuelven a morir de la pena, al ver la conducta del alcalde y las condiciones en las que tiene Mérida. Por verguenza, por dignidad, por pundonor, por amor propio, la dirigencia municipal del blanquiazul tendría que hacer un severo apercibimiento al alcalde, pero al parecer también se encuentra sumida en estado catatónico. La pregunta es: ¿Se atreverá?, ¿permitirá que Renán Barrera siga sumiendo en el oprobio el prestigio del partido?
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