¡Mérida no es Subway!
Las conclusiones que podemos sacar, tras un año de administración municipal, encabezada por Mauricio Vila, son estremecedoras: nuestra ciudad se debate entre el caos y la negligencia, gobernada por un alcalde al que no le interesan las necesidades de la ciudadanía y que por tanto, no es capaz de brindar servicios públicos a la altura de las necesidades de la comunidad que se comprometió a servir y para el que la prioridad es promover su imagen, para tratar de obtener la candidatura de su partido, rumbo al gobierno del estado.
Por todo lo anterior, Mauricio Vila gobierna Mérida con mal humor y con desgana. Por lo mismo, gobierna Mérida con despotismo, con actitud de sátrapa oriental, como si nuestra ciudad fuera uno de los restaurantes de su propiedad.
Mauricio Vila debe entender que Mérida no es un Subway. Mauricio Vila tiene que entender que no puede imponer su visión a rajatabla y que su actividad debe beneficiar a todos los habitantes de esta ciudad y no sólo a los que apoyan sus aspiraciones, tal cual sucede en el ayuntamiento, donde si algún trabajador se atreve a decir que no apoya las ambiciones futuristas del alcalde, tiene las horas contadas.
Mauricio Vila debe entender que el creciente presupuesto del que dispone, es para atender las necesidades de la localidad y no para la promoción de su imagen. Mauricio Vila debe comprender que los ciudadanos no recurren a las instituciones por gusto o por capricho. Que los habitantes de esta ciudad recurren a las diversas entidades que comprenden la administración pública, como consecuencia de la conciencia de la naturaleza de su quehacer y en virtud de la convicción de la existencia de un presupuesto destinado al efecto, por lo que no es posible que siempre que una persona llegue a las dependencias municipales y solicite apoyo, le den invariablemente la misma respuesta: no hay dinero. Mauricio Vila debe entender que no es posible que en los módulos de atención médica u odontológica del municipio no haya ninguno de los medicamentos básicos, ni los insumos indispensables para su funcionamiento, porque todo el presupuesto se gasta en pagar publicidad y en erogar jugosos convenios de trabajo con medios de comunicación venales, que se prestan a ello, en aras del interés pecuniario. Es un secreto a voces que Eduardo Cabrera paga y lo hace muy bien.
Mauricio Vila debe entender que es deber de todo mandatario dar cabida a todas las voces y expresiones y que no puede, ni debe coartar la libre manifestación de las ideas, ni entre sus gobernados y menos entre los empleados municipales, porque el respeto a la dignidad de las personas, es una de las premisas fundamentales del ideario del Partido de Acción Nacional.
Mauricio Vila debe entender que debe combatir la corrupción y las malas prácticas administrativas que abundan entre sus allegados y que ensombrecen su gobierno. Debe saber que los meridanos esperan una administración pública eficiente, eficaz, honesta y comprometida con las mejores causas ciudadanas.
Mauricio Vila debe entender que los meridanos no somos tontos y que estamos hartos de la simulación que caracteriza a su régimen, que no nos tragamos los cuentos de la supuesta austeridad y los ahorros inexistentes: que los ciudadanos sabemos que si deveras quisiera disminuir los gastos y costos de operaciones de su gobierno, no dejaría de usar la camioneta y el teléfono celular oficiales, sino que despediría a los vicealcaldes por inútiles, onerosos e ineficientes. Mauricio Vila debe saber que los meridanos somos conscientes de que Renán Barrera terminó su gestión con un total de 5,200 empleados municipales y su administración ya disparó la nómina municipal a los seis mil empleados, bajo distintos esquemas de pago, a efecto de tener incondicionales que lo apoyen de manera irrestricta para llevar a cabo sus proyectos, no para trabajar por Mérida.
Mauricio Vila debe saber que los meridanos no somos tontos, que estamos hartos de los latrocinios que realiza junto con su pandilla, que exigimos mejores servicios públicos y que bajo ningún concepto apoyaremos un proyecto que significa nada más el beneficio de unos cuantos, en perjuicio de las mayorías.
Mauricio Vila, entiéndelo de una vez por todas:¡MÉRIDA NO ES UN SUBWAY!
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