Y Renán? Vacacionando...

Lo recuerdo muy bién, hace algún tiempo, Renán Barrera junto con algunas otras voces se quejó del presunto abandono del que se hacía víctima a nuestra ciudad, tras enterarse de la noticia de que Angélica Araujo se iba de vacaciones a Disney. La ausencia de la entonces alcaldesa, se verificaría precisamente para estas fechas, de fin de año, habida cuenta de que pensaba aprovechar la virtual parálisis en que se sume nuestra urbe, para cumplir una promesa realizada a su hija pequeña. No fue nada sorprensivo, la dirección de comunicación social de la comuna, lo hizo público. Recuerdo que manifesté a mis compañeros de trabajo que no me parecía mala la idea. Comenté que Mérida se dedicaba al jolgorio y que eran los cuerpos de seguridad quienes debían de estar, como siempre sucede, al pendiente de cualquier incidente que pudiera suscitarse. Todavía más, recuerdo queexterné que como papá, la medida contaba con mi simpatía y apoyo, pues era conveniente estimular a los hijos y cumplirles lo que se les ofrecía. Por supuesto, la de Renán y algunas otras voces se elevaron con tono plañidero, diciendo que se abandonaba a la ciudad, que se le dejaba al garete en caso de alguna eventualidad, cuestionaron el origen del dinero con que se sufragaría el viaje y muchas otras cosas más. Recuerdo que algunas personas, hoy retratadas en la nómina municipal, se resgaron las vestiduras y subrayaron que gobernar una ciudad como la nuestra, era labor de tiempo completo. En fin,hicieron picadillo a la entonces alcaldesa. Como es ya del dominio público, Renán Barrera habitua como buen poch burgués vacacionar en los Estados Unidos. Lo hace desde que tomó posesión y curiosamente a él, nadie le reprocha nada. Los regidores de oposición hacen mutis, integrantes de su gabinete como Lizita Estrada y Felipe Duarte que se desgañitaban exigiendo a Angélica que permaneciera aquí, guardan un sepulcral silencio y Vela Román desde el Frente Cínico y Luis Medina desde Suciedad en Movimiento, se hacen de la vista gorda. Algunos de estos epónimos luchadores sociales, hasta se atreven a arguir en defensa de su jefe, que vacacionar es un derecho inconculcable. Yo como dicen los abogados, ni lo afirmo, ni lo niego. Solamente hago constar la situación para que los meridanos no olviden quien es quien y si en determinado momento, solicitaron hacer arder a Angélica Araujo en leña verde, sería conveniente solicitar lo mismo en el caso de Renán. Bien corta resultó la memoria del alcalde en funciones, que pronto olvidó lo que catalogó como errores y corruptelas de su antecesora y nos ha presentado una versión corregida y aumentada. Aunque a Renán Barrera y a su corte de focas aplaudidoras les duela, ha superado y por amplísimo margen los desatinos de la tixkokobense. Mientras Renán disfruta de sus vacaciones, la ciudad sigue padeciendo los males endémicos que la aquejan: baches, basura, oscuridad y mala iluminación, mala calidad en los servicios públicos, empleados prepotentes y corruptos y un larguísimo etcetéra constituido por un verdadero rosario de quejas ciudadanas, que son olímpicamente ignoradas. Por menos de esto, fue desaforado y encarcelado el Cheché Ceballos, por menos de esto los grupos "ciudadanos" han puesto el grito en el cielo, por menos de esto, han ocurrido cataclismos políticos, pero en Mérida no pasa nada. ´ Quizá sea el momento de que la ciudadanía se organice, quizá sea el momento de presionar a regidores de oposición para que aporten elementos probatorios y emprendan acciones por la vía legal, quizá sea momento de exigir a los diputados que conminen al primer edil a dar explicaciones y a rendir cuentas, cosa que le encantará sin duda, pues se ostenta partidario de la transparencia. Mas alá de lo que hagan nuestras autoridades y más allá de cuanto pudiera proceder por la vía legal, quizá sea el momento de que los ciudadanos sometamos al alcalde a un juicio y emitamos un veredicto sobre su proceder. Tal cual se presenta el orden de cosas en nuestra ciudad, que el alcalde se marche al extranjero a vacacionar constituye no solo una desfachatez, sino un acto de irresponsabilidad suprema y de desinterés por la buena marcha de la ciudad y los problemas de sus habitantes. El alcalde de Mérida debiera pasar estos días entre sus conciudadanos, atento a cualquier eventualidad. No nos queda sino pedir al alcalde que demuestre que sus vacaciones fueron costeadas de su propio peculio y desearle que se divierta mucho y tenga un venturoso 2014. Aquí lo esperamos de vuelta... Para finalizar, me pregunto que justifica dejar Mérida a la buena de Dios y cuestionar in absentia de Renán quien nos gobierna. Quien tomaría las decisiones en caso de una catástrofe y si nuestro flamante alcalde ha meditado (se supone que es abogado) sobre las repercusiones legales de depositar en interpósita persona la suerte de nuestra ciudad...

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