¿Y Los Ambulantes?

No puedo sino suponer que el platillo favorito de Renán Barrera es la lengua, porque siempre se la anda mordiendo y si continua así, uno de estos días se la comerá completa a trozos. La realidad es que Renán no es muy confiable en sus declaraciones y suele contradecirse con frecuencia, como resultado de la falta de planeación, que es característica de su administración y que nos hace considerar que tiene un mal gobierno. Nuevamente se cuestiona la legalidad de las licitaciones que convoca el ayuntamiento de Mérida, amañadas de tal forma en las fechas, que todo hace suponer que son puras pantallas de humo y que se hacen para disimular, toda vez que desde el momento de convocarse, ya se sabe quienes serán los ganadores, con nombre y apellido. Esto nos lo ha confirmado una persona que realiza una feroz crítica del régimen municipal, a quien estas irregularidades le constan y sabe que se han creado de manera reciente empresas con el propósito exclusivo de participar en las licitaciones que convoque el ayuntamiento de Mérida. Dicho sea de otro modo, se han creado empresas fantasmas, con el fin específico de obtener ganancias ilícitas. Cuando le pregunté el nombre y giro de la empresa de que tenía conocimiento y los motivos por los que no revelaba públicamente esta información, me respondió que no lo hacía porque su cuñada trabajaba ahí y no quería perjudicarla. Recordé entonces la certera perífrasis que el ingenio popular hizo del lema de campaña de Echeverría: la corrupción somos todos. En efecto, nadie puede presumir ser completamente inmaculado en su conducta. Los intereses mueven al mundo. Pero regresando al tema de nuestro municipio, poca gente ha advertido, quizá por la costumbre, que el alcalde y los funcionarios de su ayuntamiento, se han mordido la lengua y dejado de cumplir sus promesas de combatir el ambulantaje. Todavía recuerdo la teatralidad del recorrido de Renán Barrera, acompañado por una comparsa de empresarios, por las calles del primer cuadro de la ciudad, de donde habían sido retirados todos los comerciantes informales, para constatar que se cumplía con combatir el ambulantaje. En efecto, las calles estaban limpias, pero toda vez que esta visita se verificó, al día siguiente retornaron los venteros desalojados. Si usted se da una vuelta por el centro de la ciudad, podrá percatarse de que hay más vendedores ambulantes que nunca, que operan ante la tolerancia y complacencia de las autoridades municipales, que obtienen de su actividad, jugosas ganancias. Es bien sabido que muchos funcionarios municipales han obtenido y obtienen ganancias con la explotación de esta actividad y a partir de ella, han hecho mucho dinero. Fuentes bien informadas tanto del Partido de Acción Nacional como del ayuntamiento, que solicitaron el anonimato, han señalado repetidamente como los operadores de esta red de corrupción a Claudio Coello y a Miguel Gutiérrez Machado, que además de beneficiarse con los permisos y autorizaciones, son los responsables de extorsionar a los ambulantes. En el propio comité municipal panista, varias personas señalan al Negro Gutiérrez como el zar de los numerosos tianguis que pululan por la ciudad. Debido a la temporada decembrina y contraviniendo todas las disposiciones en materia de seguridad, el ayuntamiento de Mérida ha autorizado a gran cantidad de vendedores ambulantes, la venta de bombitas y cohetones, que en muchos casos son de fabricación china y de ínfima calidad y ponen en riesgo la integridad física tanto de quienes los venden, como de quienes los adquieren. Los inspectores municipales, famosos por su corrupción, se hacen naturalmente de la vista gorda. El ambulantaje es un problema que ha crecido en nuestra ciudad, alentado por los ayuntamientos panistas, que son los que han prevalecido en los últimos 25 años y que han encontrado en esta actividad, una excelente fuente de ingresos ilícitos, a través del chantaje y la extorsión a aquellos comerciantes ambulantes que no se alinien a sus arbitrarias disposiciones. Y el problema ha crecido a grado tal, que cuando han intentado meterlos en cintura, les ha sido imposible. Recordemos para esto, el episodio tragicómico de Ana Rosa Payán Cervera, que aun siendo una mujer de pelo en pecho, fue abofeteada por los comerciantes que se buscaba recluir en el mercado de la pepita y que finalmente regresaron a las calles, con la bendición y la complicidad de las autoridades municipales. ¿Hasta cuando concluirá la extorsión y el chantaje institucionalizado a los comerciantes ambulantes, operado desde el ayuntamiento y el comité municipal del PAN? Veamos si el alcalde tiene memoria y recuerda que dió su palabra de combatir el ambulantaje...

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