¿No Estos Eran Los Buenos?

Renán Barrera se la pasó durante su campaña como candidato, gritando a los cuatro vientos que los que le antecedieron eran malos y coruptos y que él y los que lo acompañaban eran los buenos, pues representaban los deseos de la sociedad. Mintió y nos engañó a muchos. Fuerza es admitirlo. Renán acusaba a la administración anterior no solo de corrupta, sino la tildaba de caprichosa y desordenada, afirmaba que la suya sería todo lo contrario. La realidad es que legalmente no ha podido probar nada, ni ha aportado prueba alguna que hagan suponer que sus asertos tengan visos de veracidad. Por otro lado, en menos de año y medio, los ciudadanos hemos podido constatar que su régimen no se caracteriza precisamente por su aseado proceder administrativo, ni por su orden en las tareas de gobierno. Ejemplos de lo anterior abundan: las concesiones de SANA, el cambio de luminarias inmerso en un conflicto jurídico, las licitaciones amañadas como la de repavimentación de la calle 60 y ahora, para cerrar el año con broche de oro, nos enteramos que el ayuntamiento adeuda casi cuatro millones de pesos a SERVILIMPIA. Cuando nos enteramos de esto, nos frotamos los ojos, negándonos a creer, pues solo unos días antes, nos enteramos que el gobierno municipal posee más de 700 millones de pesos en cuentas en diferentes instituciones bancarias. Entonces, si hay dinero, ¿porque el adeudo? la respuesta es simple: por desidia, porque seguramente a Renán le interesa que decaiga la calidad de la atención que brinda la paramunicipal, para poder tener un pretexto y otorgar otra concesión, en tan obscuras circunstancias como sucedió con SANA, para de esta manera, poder beneficiar a algún otro allegado. No olvidemos que el argumento esgrimido para otorgar de modo tan apresurado e ilegal la concesión a SANA, fue que SERVILIMPIA carecía de la capacidad operativa para brindar el servicio. Falso de toda falsedad. El alcalde tiene que explicar inmediatamente a la sociedad meridana los motivos que justifican el débito. No olvidemos que cuando Renán asumió el ayuntamiento, existía una deuda similar y ni tardo ni perezoso, se apresuró a decir que era un botón de muestra de la mala administración que heredaba y a insinuar posibles malos manejos. Veamos que aduce ahora y como se deshace en excusas y pretextos, pues Renán es el máximo exponente de la ley del embudo, siempre quiere lo estrecho para sus adversarios y lo amplio para sí y los suyos. El alcalde nuevamente se ha mordido la lengua y demuestra que su administración hace agua por todos lados y confirma que se trata de la peor administración municipal de todos los tiempos, emanada del Partido de Acción Nacional, ni quien le haga sombra, ni le dispute el dudoso honor. Por otro lado, tremendo revuelo levantó la noticia de la detención de Rodrigo Osorio Caseres en una fiesta donde se consumían alcohol y estupefacientes. El muchacho, jefe de departamento de la dirección de gobernación municipal, ante la presencia de elementos de la policía estatal, con total descaro afirmó estar en comisión de trabajo, pero debido a la hora y día, los uniformados desconfiaron y lo trasladaron a la corporación donde sus análisis arrojaron que estaba intoxicado con marihuana y cocaina. Vamos por partes y veamos las cosas en su exacta dimensión: el incidente sucedió fuera de horas de trabajo, el problema es que Osorio Cáseres pretendió hacer valer su cargo. Habrá que investigar si es simplemente un adicto, que consumía diversas sustancias, o si supervisaba el comercio de los alcaloides, que eran vendidos a menores de edad inclusive. Se sabe que Osorio salió libre tras pagar una multa de cuatro mil pesos y que fue cesado de manera fulminante de su cargo por orden del alcalde, que se llenó la boca diciendo que no permitiría cosas semejantes. Hipocresía pura, veamos porque: Queda claro que no es el primer funcionario municipal envuelto en circunstancias controversiales, para efectos prácticos, debieron ser cesados ipso facto Roberto Osorio, subdirector de servicios públicos e Irving Berlín, director de cultura, por situaciones más graves. Lo que queda claro es que seguramente Osorio Cáseres carece de un padrino político con el punch suficiente para garantizarle impunidad. De esta manera, el hilo pudo romperse por el lado más delgado y el alcalde lucirse como más estricto que Catón. Las circunstancias en que se ve involucrado Osorio Caseres deben averiguarse. El ayuntamiento debe poner filtros más severos a sus funcionarios de primer, segundo y tercer nivel, para cerciorarse de contar con gente, poseedora de hábitos de vida sana y ser más estrictos a la hora de definir el perfil idóneo para ocupar cada puesto. Lo acontecido al joven Osorio Cáseres, revela lo que puede ocurrir cuando accede a un cargo público, gente impreparada para su desempeño, valiéndose de pagos de favores políticos o de influyentismo. No olvidemos que peores cosas han hecho otros y han sido sostenidos contra viento y marea. Los meridanos sin duda han de estar confusos y se preguntarán: ¿Pues no que estos eran los buenos? Es menester que la ciudadanía pugne por poner un hasta aquí a los excesos y corruptelas de la administración que encabeza Renán Barrera y que se le empiecen a exigir y eventualmente a fincar responsabilidades legales. Dios sabe cuantos casos similares no han salido a la luz pública. Lo que es un hecho inobjetable, es que la administración de Renán Barrera ha superado y por mucho, todas las acusaciones y denuestos que el alcalde en su momento formuló contra quienes le antecedieron. No cabe duda que los políticos deben procurar siempre utilizar las palabras más dulces, por si un día tienen que tragárselas.

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