Feliz 2014

El año que termina nos trató muy mal a los meridanos. Tras un gobierno de trancisión severamente criticado, cuyo mayor pecado fue la inexperiencia y la falta de oficio político. el PAN recuperó la alcaldía de Mérida, a través de un político de coyuntura como Renán Barrera Concha. Un personaje que suspiraba por el puesto, pero que pocas o ningunas posibilidades reales tenía de llegar. Como se dice vulgarmente, los astros se le fueron alineando y las circunstancias se presentaron, mismas que Renán, un político oportunista por definición, no desperdició y haciendo un par de alianzas, con Ana Rosa Payán y Salvador Vitelli, accedió a la presidencia municipal. Huelga decir que las expectativas de la ciudadanía eran inmensas y él se encargó de incentivarlas, pues si hay algo que Renán hace muy bién es prometer, el problema que tiene, es que no tiene pantalones para cumplir. Así, Renán Barrera asumió el gobierno y en unos pocos días dio al traste con las esperanzas de los meridanos, que confiaron en tener un gobierno eficiente, ordenado, cumplido y sobre todo, honesto. Renán no solo se ha despachado con la cuchara grande, adquiriendo de inicio propiedades en la playa y vehículos marítimos, sino a través de su hermano Jorge, realiza toda clase de negocios de cuestionable moralidad y legalidad y hace cuanto es posible para favorecer a sus allegados. Prueba de ello constituyen la Empresa SANA y las labores de bacheo y limpieza de parques, entregadas a personajes que favorecieron monetariamente sus aspiraciones. Lo peor es que la bandera enarbolada durante la campaña, ha sido completamente olvidada y arrumbada en el más oscuro de los rincones del municipio: la excelencia en los servicios públicos brilla por su ausencia y la ciudad luce peor que nunca: llena de baches, oscura, sucia y con basura acumulada por doquiera que se mire. Pero para agravar la situación, Renán ha llenado la nómina de incondicionales y queridas y ha puesto al frente de las diversas dependencias de su administración a gente que brilla por su ineptitud, como es el caso de Irving Berlín en Cultura, Claudia Canto en Tesorería, Lizette Mimenza en Gobernación, Carlos Arcudia en Obras Públicas, Roger Echeverría en Servicios Públicos y así, hasta acabarnos el organigrama, descendiendo a puestos de menor jerarquía. Habiendo hecho alianzas perversas con grupos de los llamados de la sociedad civil organizada, Renán Barrera a colocado a personajes como Felipe Duarte de la Red de Maestros y Lizbeth Estrada de Sociedad en Movimiento en Cabildo, a Manuel Díaz del Movimiento por el Análisis y la Reflexión en Salud, a Alfonso Peniche de la Red contra la Represión en salud igualmente, a agrupaciones como Inspira y Librepensadores de México, les dió cargos de quinta categoría y de este modo, se aseguró de seguir contando con su complicidad y su silencio. El Frente Cívico, por supuesto, más avezado, no pide sino que lo pongan donde hay e imparte cursos de capacitación a diferentes instancias municipales, que le son espléndidamente retribuidas. En el microcosmos municipal, los peores vicios de la administración pública campean: los funcionarios de primer nivel hacen negocios incompatibles con sus cargos, los funcionarios menores piden mordida, se amañan licitaciones, se piden diezmos por obras y cobros de facturas, se lucra con las presentaciones de artistas, escasean los suministros, la gasolina y los vehículos oficiales se usan para actividades proselitistas, se organizan y apoyan reuniones para sumarse e incentivar las aspiraciones políticas de algunos y lo peor: se ignora olímpicamente el malestar de la ciudadanía. Renán Barrera sigue la táctica de la tortuga y ante las críticas y los señalamientos de la ciudadanía, de los medios y de la oposición, se esconde en su carapacho hasta que calcula que disminuye la intensidad de las inconformidades, sin hacer nada para solucionarlas, confiando en la protección que ha comprado de parte de algunos medios y comunicadores mercenarios. A la oposición le ha faltado oficio y mayor actitud incisiva. Hay ganas, hay buenas intenciones, pero la inexperiencia ha provocado que se dejen pasar buenas oportunidades de poner en jaque al primer edil. En resumen: el ayuntamiento de Mérida ha sido una completa decepción no solo para la ciudadanía, sino hasta para los propios panistas, que reprochan a Renán Barrera no atenderlos como se debe, si no son parte de los grupos favorecidos en el blanquiazul. Renán se ha procurado la aquiescencia y el silencio del comité municipal del blanquiazul, a través de posibilitar el cobro de cuotas partidistas desde la nómina, tal y como criticó que hacía el PRI y desoye e ignora los apercibimientos del comité estatal, y cuando es preciso hace partícipe a sus integrantes de los bisnes para tenerlos sosiegos. Renán Barrera preside un ayuntamiento que es todo aquello que criticó o que achacó y peor aún, pues no solo no ha podido probar sus afirmaciones calumniosas, sino que ha incurrido en lo mismo y de la peor manera, olvidando lo expresado. La lengua la debe tener hecha trizas de tanto mordérsela. El de Renán Barrera es el peor ayuntamiento de todos los tiempos, emanado de las filas de Acción Nacional y un claro ejemplo de como un político puede defraudar las esperanzas de sus conciudadanos e imbuirlos de legítimo rechazo hacia el partido de su extracción. A pesar de todo y con absoluto descaro y cinismo, Renán Barrera persevera en su afán de visualizarse como aspirante a una eventual candidatura a gobernador del estado y a influir para designar a un sucesor que no le haga sombra en sus anhelos, aunque esto implique la entrega de la alcaldía a sus opositores. Entre todo este inmenso compendio de calamidades, aún hay esperanza de que las cosas concluyan con la ilusión de que se finquen responsabilidades legales a los involucrados y estos respondan por sus actos y de que algunos de los pocos funcionarios sensatos que integran el ayuntamiento, estimulen a los demás a servir a la población a quien se deben como merece. Y por lo mismo, voltear la mirada y efectuar un contraste, es inevitable: ¿y Rolando?, ¿Dónde está el gobernador? Trabajando... y que no nos tachen de parciales, es la pura verdad: mientras uno descansa, aún no sabemos de que, el otro sigue cumpliendo con la encomienda que los yucatecos le confirieron. Los hechos hablan por si solos. Pero mejor hagamos a un lado todo y aprovechemos para enviar a nuestros lectores, nuestros mejores deseos para este próximo 2014. Que sea un año pleno de salud y éxito. Un abrazo fraterno

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