Liberación
Lo encontré casi extraviado,
casi perdido en el tiempo;
lo encontré lleno de polvo,
algo más triste y mas viejo.
Lo encontré,
casi lo había olvidado;
lo reconocí por su tono
y su aleteo.
Lo encontré
y quiero dártelo,
porque te pertenece;
es mi más turbio secreto.
Lo encontré y no comprendo
como pudo tenerse vivo,
eso, sin duda, es un misterio;
porque a pesar de todo,
aún trina e impresiona
por la fuerza de su vuelo
y que no haya perdido el rumbo,
ni olvidado el gusto
por el verde de tus ojos,
tan certero,
que entra como un tiro por el alma
y se instala,
como el sol, al ras del pecho.
Lo encontré y debo dártelo,
porque es algo así,
tan fugaz como un colibrí,
que habla de su amor por ti
con todo el cuerpo.
Lo encontré y debo dártelo,
pues llevo años queriendo hacerlo
y es momento que se cumpla
el más raro de mis sueños,
que he guardado con la terquedad
y el cuidado que merecen, los recuerdos.
Lo encontré y debo dártelo;
hoy sin pena te confieso,
que deseo descubrir en tus labios
las más doctas teorías del placer
y lo más dulce del derecho.
Lo encontré y debo dártelo,
pues ha estado preso
en el más recóndito rincón del sentimiento
y ha quedado libre ya,
razón por la que se dirige a ti,
con el ímpetu del viento.
Reciba pues, el destino de tu boca,
así sea con retraso,
las noticias del pretérito;
y el mensaje tan ansiado
y tan injustamente reprimido,
encerrándolo en un beso...
casi perdido en el tiempo;
lo encontré lleno de polvo,
algo más triste y mas viejo.
Lo encontré,
casi lo había olvidado;
lo reconocí por su tono
y su aleteo.
Lo encontré
y quiero dártelo,
porque te pertenece;
es mi más turbio secreto.
Lo encontré y no comprendo
como pudo tenerse vivo,
eso, sin duda, es un misterio;
porque a pesar de todo,
aún trina e impresiona
por la fuerza de su vuelo
y que no haya perdido el rumbo,
ni olvidado el gusto
por el verde de tus ojos,
tan certero,
que entra como un tiro por el alma
y se instala,
como el sol, al ras del pecho.
Lo encontré y debo dártelo,
porque es algo así,
tan fugaz como un colibrí,
que habla de su amor por ti
con todo el cuerpo.
Lo encontré y debo dártelo,
pues llevo años queriendo hacerlo
y es momento que se cumpla
el más raro de mis sueños,
que he guardado con la terquedad
y el cuidado que merecen, los recuerdos.
Lo encontré y debo dártelo;
hoy sin pena te confieso,
que deseo descubrir en tus labios
las más doctas teorías del placer
y lo más dulce del derecho.
Lo encontré y debo dártelo,
pues ha estado preso
en el más recóndito rincón del sentimiento
y ha quedado libre ya,
razón por la que se dirige a ti,
con el ímpetu del viento.
Reciba pues, el destino de tu boca,
así sea con retraso,
las noticias del pretérito;
y el mensaje tan ansiado
y tan injustamente reprimido,
encerrándolo en un beso...
Comentarios
Publicar un comentario