Inevitable Contraste
Cuauhtémoc Gutiérrez era el dirigente del PRI capitalino, uno de esos personajes que a veces existen en el seno tricolor, hijo de un dirigente de pepenadores, que llegó al liderazgo partidista, a base de trabajo, relaciones y dádivas. Hasta aquí no se advierte ninguna diferencia notable con sus homólogos de cualquier otro instituto político, que hacen poco más o menos lo mismo, para poder acceder a cargos directivos, aunque se nieguen a aceptarlo, o lo hagan a regañadientes.
Gutiérrez era uno de los principales impulsores juntamente con Ulises de la Torre, delegado panista en Benito Juárez, de una alianza electoral PRI-PAN, destinada a competir contra el oficialismo perredista, en las elecciones venideras a jefe de gobierno del Distrito Federal, coalición que tanto en el seno tricolor como en las filas blanquiazules se tildaba de antinatura y de cuya viabilidad se dudaba. Empero, el acuerdo era poner a los aspirantes mejor posicionados, independientemente de su extracción partidista, como aspirantes a las diferentes delegaciones que conforman el gobierno metropolitano. Es una realidad que con los sucesos acaecidos, evidentemente la alianza ha naufragado, para beneplácito del sol azteca.
Una investigación periodística de MVS dada a conocer por Carmen Aristegui, puso de manifiesto la existencia de una red de trata de blancas auspiciada desde el PRI capitalino por Cuauhtémoc Gutiérrez. La organización de la misma era tendiente a satisfacer los apetitos sexuales del dirigente partidista e implicaba contratar mujeres para supuestamente realizar labores secretariales, a cambio de conceder sus favores sexuales.
Dar a conocer los hechos, significó un escándalo mediático de dimensiones nacionales y evidentemente los adversarios políticos del tricolor, se frotaron las manos a la espera de capitalizar los sucesos. Pero para su mala suerte, la jugada no les resultó pues el dirigente nacional priista César Camacho Quiroz de manera fulminante decretó el cese de Cuauhtémoc Gutiérrez, que renunció para ser investigado, con lo que quitó la mecha a la bomba, logrando desactivarla.
Lo anterior aunque no guste a los críticos sempiternos del tricolor, demuestra sensibilidad política, olfato, buena lectura de las circunstancias, capacidad de reacción y voluntad de demostrar que en el referido instituto político no existen complicidades y no se solapa a nadie. No faltará quienes aseguren que esto se hizo dado el clamor que despertaron las revelaciones y que la celeridad del cese hace sospechar que se conocían los hechos. Tal actitud es propia de detractores sistemáticos, a quienes con nada se da gusto: si se toman medidas, mal y si no se actúa también. Por los motivos que sea, el PRI reaccionó con prontitud y demostró que es un partido que si hace política, mostrándose receptivo a la denuncia. Queda pendiente ver si se tomarán acciones legales en lo que concierne al tema. Que se entienda, la dirigencia partidista hizo lo que correspondía decretando la destitución, en cuanto a lo demás, la ley implica formalidades a cumplir, que no pueden saltarse y no puede ponerse a disposición de las autoridades a nadie, si no hay acciones legales de por medio.
Contrasta lo ya mencionado, con la actitud exhibida por el ayuntamiento de Mérida, donde a pesar de las denuncias, plenamente documentadas de actos de corrupción de diversos de sus integrantes, el alcalde ha fingido demencia y campean la impunidad y la complicidad, solapando las ilegalidades. El ayuntamiento debiera aprender de la lección de política recibida, pero probablemente esto sea mucho pedir en una administración que se ha caracterizado por su soberbia y su distanciamiento de la ciudadanía. En fin, próximamente lo veremos, pues tendrán que resolver respecto a diversas denuncias y dar a conocer las cuentas de lo que la autoridad municipal calificó como un exitosísimo carnaval. A ver si como roncan, duermen y no resultan candil de la calle y oscuridad de la casa...
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