Juicio Político a Renán

A finales de los años ochenta, ocupó la alcaldía de Mérida Carlos Ceballos Traconis, conocido popularmente como el Cheché, un individuo controversial y polifacético, de quien se dice que consiguió su título de abogado, como se estilaba entre los líderes estudiantiles de antaño, con base en sus relaciones de carácter político. Hablador y desordenado, Ceballos Traconis llegó a la alcaldía no tanto por su brillantez, sino por la lealtad demostrada por casi veinte años a Víctor Manzanilla, que cometió el peor de sus errores palomeando al Cheché, que lo malquistó con muchos de sus seguidores, como Pedro Silveira Rodríguez y con Marco Antonio Martínez Zapata, que llegaría a fungir como secretario de gobierno durante el manzanillismo. Populachero y folclórico, Ceballos Traconis habría sido un magnífico presidente del PRI municipal, pero se reveló como un pésimo alcalde. Probablemente su afición a las bebidas espirituosas y la excesiva confianza depositada en sus colaboradores, llevaron a Ceballos Traconis a numerosos traspiés y escándalos, que desembocaron en su desafuero y posterior sometimiento a juicio político, debiendo ser encarcelado algunos años. Finalmente fue declarado inocente y liberado, se dice porque aceptó pagar un millonario rescate al efecto a Víctor Cervera Pacheco. El Cheché es indudablemente el peor alcalde priista de todos los tiempos y fue puesto en la picota, reiteramos por el desorden financiero y administrativo que prevaleció en su gobierno y por solapar en exceso arbitrariedades, excesos e ilegalidades de sus colaboradores, principalmente de Orlando Enriquez y Ruy Ancona Euán. Fué un escándalo motivado por unas grúas, el que precipitó su caída. Su prisión y descrédito fueron indudablemente capitalizados por Acción Nacional, pues en la elección inmediata, Ana Rosa Payán Cervera se hizo de la alcaldía. La administración de Renán Barrera, emanado del Partido de Acción Nacional, presenta muchos puntos de coincidencia con la de Ceballos Traconis: Renán tampoco es un político que haya destacado por brillante. En cambio si lo ha hecho por su extremada locuacidad y temerarias afirmaciones, que lo han llevado a vertir calumnias, que no fue capaz de acreditar y que lo llevaron a ser vencido en juicio y condenado a pagar una cuantiosa indemnización por daño moral. Todos recordamos las aseveraciones realizadas por el hoy alcalde de Mérida, tanto como regidor como diputado, criticando las ocurrencias y caprichos, la corrupción, el endeudamiento transexenal y la falta de transparencia y rendición de cuentas. Renán se ha constituido en todo aquello que criticaba y peor, nadie puede negar esto. Al igual que a Ceballos Traconis, a Renán Barrera lo lleva a la alcaldía la coyuntura política que debilita en extremo a Beatriz Zavala Peniche y su lealtad incondicional, casi perruna a Luis Correa Mena, que fuera en algún momento figura de relieve nacional y local en el blanquiazul, que se constituyó en su principal mecenas, protector y asesor político. Al igual que a Ceballos Traconis, las irregularidades e ilegalidades se han hecho presentes en la administración de Renán Barrera con la asignación de concesiones de recoja de basura a favor de la empresa SANA, la recisión del contrato a la empresa ABC Leasing para la renta de luminarias, la adjudicación tramposa de la licitación para reparación de la calle 60 y a últimas fechas, la noticia de que el Banco Santander demandará al ayuntamiento por una cantidad millonaria, sustentada en un contrato de factoraje. A todo lo anterior, habría que añadir los escándalos protagonizados por colaboradores suyos como Roberto Osorio por renta de mobiliario, Manuel Díaz por violar el código de ética al robar energía eléctrica, Claudia Canto al aumentarle arbitrariamente sus percepciones en una tercera parte, respecto de los demás directores del ayuntamiento, Carlos Arcudia por su repentina prosperidad, Marilú Peniche por ocupar una subdirección sin mérito e Irving Berlín por su ineficiencia en cultura y por presentar espectáculos ofensivos para la moral y sensibilidad de los habitantes de una comisaría y la detención del apoderado legal encargado de interponer erróneamente una denuncia contra Angélica Araujo, intoxicado con cocaina. A lo consignado con antelación, también hay que sumarle el maridaje con asociaciones creadas para lucrar con la esperanza ciudadana y personajes protervos como José Luis Sierra, Guillermo Vela, Luis Medina, Lizbeth Estrada, Gina Villagómez y muchos otros, que han encontrado un sustancioso modus vivendi en presentarse como adalides de la libertad y la transparencia, la decepción de las expectativas ciudadanas, a través de pésimos servicios públicos, endeudamiento transgubernamental, falta de transparencia, amiguismo, ofensas y ataques a la ciudadanía, denuncias legales mal interpuestas y peor estructuradas que jamás progresaron, uso faccioso de recursos del ayuntamiento, abandono de labores para cumplir tareas partidistas, fomento del ambulantaje, mas lo que se acumule, que podría ser un larguísimo etcétera, que podría tener su colofón en un par de grúas que hemos podido saber que el ayuntamiento mantiene guardadas en cierto predio, esperando quizá ser objeto de otro bisne, que pudiera redundar como en el caso de su antecesor priista, en su eventual desafuero y proceso jurídico. La gran pregunta que cabe, es saber si los diputados y dirigencia priistas, tendrán el arrojo de propinar a Renán Barrera el tiro de gracia, si no prevalecen acuerdos contrarios al interés ciudadano que garanticen al munícipe en funciones la impunidad y que se traduzcan a posteriori en una alternancia en la alcaldía, habida cuenta de que un primer edil sumido en el descrédito y en el escándalo, perseguido y desaforado por la ley para responder de corruptelas e ilegalidades y encarcelado por este motivo, es una indudable garantía de victoria en las urnas. Ana Rosa Payán puede dar fe de ello. Muchos nos preguntamos hasta cuando Renán Barrera seguirá gozando de impunidad y que es lo que esperan los regidores de oposición y los diputados del tricolor para tomar cartas en el asunto. El juicio político es posible, si el PRI exhibe voluntad de defender los intereses de la ciudadanía y en definitiva tendría un premio. ¿Se atreverán los priistas a ir por todas las canicas? La experiencia histórica demuestra que por circunstancias semejantes, se ha desaforado a un alcalde. Señores diputados del PRI, la pelota está en su cancha. Empero, esto no exime de responsabilidad tampoco a los diputados de los otros partidos, principalmente a los panistas, de demostar convicción democrática, apego a la legalidad y que no se constituirán en defensores gratuitos de mentecatos. Es momento para ver de que está hecha la actual legislatura. Cuestión de tiempo...

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