Felicidades Presidente Peña

En las elecciones de Estados Unidos ganó Donald Trump, un candidato republicano y conservador, de discurso bravucón y rijoso y que lógicamente dejó al borde del infarto a izquierdistas y liberaloides. Por muchos motivos, es conveniente guardar compostura y entender que no hay razones para entrar en pánico, sino que antes bien, habrá que estar atentos para aprovechar todas las oportunidades que se nos presenten como nación. Analicemos las circunstancias que rodean el triunfo de Donald Trump: muchos se rasgan las vestiduras porque consideró a los mexicanos criminales, porque aseguró que construiría a nuestra costa, un muro que impida el acceso al vecino país. No perdamos de vista que Trump era el candidato de un partido conservador, que se dirigía a sectores hastiados de los malos resultados obtenidos por la política populista de Barack Obama y que el hombre tenía que decir lo que su electorado ansiaba escuchar. Es un hecho que Trump es un hombre inteligente, de lo contrario, no sería multimillonario. Es por lo mismo, inaudito suponer que no valore la importancia de la mano de obra mexicana. No es por tanto, razonable suponer que vaya a realizar deportaciones masivas, que convulsionarían el orden social y económico norteamericano. En cambio si es de esperarse que se acaben los apoyos sociales a los que los demócratas son tan proclives. Por otro lado, Trump es provida y opositor a la nociva ideología de género y eso hace abrigar esperanzas para que el gobierno norteamericano modifique su política de patrocinio proabortista y de difusión de antivalores en contra de la familia tradicional, realizado a través de asociaciones como Planed Parenthood, con notable injerencia de la ONU. Trump es al respecto, un motivo para tener esperanza. En lo concerniente a la relación bilateral con México, hay que felicitar la decisión del presidente Peña para invitarlo a visitar nuestro país en iniciar un diálogo, indispensable dada su calidad de país vecino y socio comercial mayoritario.
El presidente Peña Nieto demostró su calidad como estadista y su visión y conocimiento del complejo arte de la geopolítica al invitar al entonces candidato republicano, situación que le acarreó una oleada de críticas y descalificaciones de la oposición, especialmente del ala izquierdista. Nuestro presidente merece un reconocimiento y una disculpa por no ceder a la presión mediática y a la tentación del populismo. Hoy día tenemos motivos para estar tranquilos, por los puentes que con habilidad y sagacidad tendió nuestro primer mandatario, que si hubiera cedido a las recomendaciones de injuriar o expulsar al norteamericano, nos tendría en este momento comiéndonos las uñas de nervios, pensando en la probable revancha. Por supuesto que lo anterior tendrá consecuencias electorales; es previsible descartar de inmediato a López Obrador para la presidencia, no sólo porque ya fastidia con su insaciable codicia por el poder, sino porque por fortuna, Trump y los intereses que representa no sólo en su país, sino en el nuestro, no van a aceptar jamás un gobierno de izquierda. Y por supuesto, también descarta ipso facto la viabilidad del triunfo electoral de una candidata como Margarita Zavala, por su similitud con su adversaria, pero sobre todo, porque Trump debe estar muy al tanto de la opinión que los panistas tenían de su persona. El triunfo de Donald Trump obliga a pensar en la necesidad de replantear las condiciones de nuestra relación bilateral, pero no deben de angustiarnos: no olvidemos que a pesar de que el mandatario estadounidense tendrá el control legislativo, todo gobernante se ve limitado por lo establecido en el marco legal que lo mandata y que finalmente lo que le interesa como empresario, es obtener ganancias. Tratar con un tipo como él, frontal y directo, a pesar de su aparente rudeza, puede tener grandes ventajas, si se tiene sensibilidad, imaginación y talento en la negociación. Creo que en Donald Trump se cumplirá el adagio que prescribe que el león no es como lo pintan, por tanto, la decisión expresada por los titulares de hacienda y el Banco de México de estar atentos y no actuar de manera precipitada, es lo más saludable y sensato que puede aconsejarse al pueblo mexicano. No caigamos en el juego de los emisarios del desastre, que solo buscan confrontar y dividir y cerremos filas con nuestras autoridades y conciudadanos para poder aplicar la mejor política posible: la de la buena vecindad. Paz y bien para todos.

Comentarios

  1. Para ser millonario, no es necesario ser inteligente.
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