Imperativo Demandar
Renán Barrera es boquiflojo. No piensa, no cuida lo que dice y la ligereza de su lengua lo ha metido antaño en complicaciones. Más que eso, ha sido vencido en juicio y condenado a indemnizar inocentes que ha afectado por daño moral al hacer declaraciones sin sustento.
Es curioso, Renán acusó a la administración que lo antecedió y a su titular de corruptos, en sus eventos proselitistas lo afirmó hasta el cansancio y ofreció que investigaría y haría todo porque la responsabilidad se acreditara y quien debiera hacerlo, pagara su culpa. Sin embargo, en la práctica, poco hizo para éste efecto. Se negó incluso a alimentar la censura social, dando a conocer de manera extraoficial cuáles eran las áreas y quienes los funcionarios presuntamente en situaciones de irregularidad. El motivo presumiblemente fue cuidar las formas y muchos pensaron que el novel alcalde ya había aprendido la lección.
Pero no fue así. Recientemente y con motivo de la negativa de la oposición a aprobar sus propuestas para integrar el tribunal municipal de lo contencioso administrativo, el alcalde cayó en un exabrupto y expresó que si no había dinero de por medio, los acuerdos en el seno del cabildo no avanzaban, insinuando que alguno o algunos regidores integrantes de la oposición, vendían su voto a cambio de dinero o de prebendas.
Cabe mencionar que no es la primera vez que rumores de semejante especie surgen en el ámbito del cabildo. Ya anteriormente había sucedido e insistentemente se señaló a un regidor, de verse beneficiado con la asignación de concesiones en el ambulantaje, a cambio de su adhesión a los planteamientos del primer edil. Recalcamos, lo anterior fue todo extraoficialmente y sin que nada pudiera comprobarse.
Pero el alcalde señaló con índice flamígero, insinuó la existencia de pactos oscuros, celebrados a espaldas no solo de la ciudadanía, sino del partido de extracción del o de los ediles venales, solamente que no proporcionó nombres. Sus partidarios de inmediato se deshicieron en elogios, hablando de la valentía del munícipe y planteando que solamente alguien limpio, se atrevía a dar a conocer la corrupción. Pero el planteamiento es incorrecto. Porque quien se haya libre de culpas y con las manos limpias, tiene la autoridad moral para llamar al corrupto por su nombre y gritarle en que consisten sus prácticas perversas a la cara. Nada más que Renán no pudo hacerlo, porque habría tenido que reconocer y admitir que en el ayuntamiento que preside, se realiza la inmoral práctica del maiceo, discordante con los valores y moral que predica su partido de origen, que hace énfasis en la honestidad y el respeto a la dignidad de la persona. Por supuesto, un alcalde sin autoridad moral y que incurre en todos los malos usos que censura, no tiene cara para poder llamar las cosas por su nombre.
Olvida Renán Barrera que la corrupción es siempre un asunto de dos y tan inmoral y vil es el que acepta un soborno, como el que lo ofrece y entrega. Un alcalde que por un lado, critica las prácticas reñidas con la moral y la ética política, pero que por otra parte las auspicia y las comete, no es la mejor persona para aventurarse en esos temas e indudablemente Renán Barrera no lo es, pues tiene una cola enorme que le pisen.
El alcalde se pronunció con ligereza, pasando por alto que al poner en entredicho a uno de los integrantes del cabildo, los ponía en la picota y ensuciaba a todos, toda vez que insinuaba que la calidad moral de sus integrantes es cuestionable, al ser dudosa la de uno, pues se supone que la buena fe se presume y que cualquiera es inocente, hasta que no hayan evidencias de algo en concreto y que existe paridad de circunstancias entre sus integrantes.
Evidentemente entre los ediles de oposición afloró la indignación, pero las cosas no deben quedar ah{i. Es importante sentar un precedente y hacer ver al presidente municipal que no puede manchar a su arbitrio la fama ajena. Es importante demandar porque en aras de la polarización y de los clichés políticos vigentes, no hacerlo pudiera ser interpretado por algunos, como aceptación y aquiescencia. Además, es importante adecentar los modos utilizados en el ámbito edilicio y saber si los debates serán encuentros caballerescos o lucha de canallas, para saber de que armas echar mano.
Renán Barrera comete torpeza tras torpeza y dificulta el camino a quien lo sucederá, pues la pregunta que flota en el aire, es si la ciudadanía debe dar su aval al mismo partido que hasta ahora, no ha sido capaz de responder a sus expectativas y necesidades. Lo que nosotros nos preguntamos, es si esto será una cuestión netamente circunstancial, fruto de la ineptitud, del escaso oficio o de plano de la estupidez del primer edil, o si será un plan preconcebido malignamente, para asegurarse de tener la menos competencia posible en 2018. El tiempo nos lo dirá...
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