Dios es Bueno

Los brazos de mi hijo enredados en mi cuello, los rayos del sol vagando al descuido por mi librero, hallar un final feliz escondido justo al fondo de un montón de cuentos, trazar en una boca la perspectiva, tibia y cálida, de un beso, sentirse jubiloso sin motivo y no conceder ninguna relevancia a no saberlo; todo eso me recuerda que Dios es bueno...

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