Cantar de Caracolas
A Guillo
¡Quién pudiera,
como en las luminosas tardes
de la infancia,
jugar despreocupado con las olas,
persiguiendo las horas por la playa!
¡Quién pudiera enumerar gaviotas
y bucear en pos de caracolas,
tras la clara
transparencia de unos ojos,
capaces de iluminar el alma!
¡Quién pudiera contemplar sirenas
reposando en un diván de concha nácar,
canturreando antiguos aires marineros,
evocando al amor que se atisba en lontananza!
¡Quién pudiera delinear el crepúsculo,
en el dulce relieve de la cara,
que nos hace navegar
los rumbos procelosos de la nostalgia!
¡Quien pudiera girar la rosa de los vientos,
sin deshojarla;
y poner proa a su destino,
a toda máquina!
¡Quién pudiera como un niño,
recoger conchitas y palabras,
con la secreta esperanza
de atrapar al mar en ellas
y poder tenerlo, a buen recaudo, en casa!
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