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Mostrando entradas de septiembre, 2014

Otoño

En el otoño, Dios siente nostalgia y con vocación de artista, pinta de gris las nubes y mañanas. En el otoño, Dios siente nostalgia y por eso, enfría el clima y manda llover con ritmo diferente, cual si las gotas fueran lágrimas. En el otoño, Dios siente nostalgia y nos llena el alma con una sensación distinta; la soledad nos sabe rara, la voz vacila, se nos quiebran las palabras, paralizan los sentidos y queda un nudo en la garganta. En el otoño, Dios siente nostalgia nos dan ganas de oír tangos y boleros, de recordar cosas pasadas; evocar los besos recibidos y caricias propinadas. En el otoño, Dios siente nostalgia y nos mueve a recobrar distancias, a volver la vista hacia las horas que dejamos tras la espalda, a valorar ausencias y acercar huellas lejanas. En el otoño, Dios siente nostalgia y la muerte es una sombra que se asoma a espantar por la ventana, el horizonte se infecta de tristeza, hasta que un golpe de oscuridad llega al corazón, que se desa

María Antonieta

A María Antonieta Castillo, soberana de Querétaro Debo decirte, María Antonieta, que en tu mirada, tan intrincada como la selva, de modo inexplicable, cabe la primavera; que tu rostro tiene estructuras regias, como los arcos triunfales que hay en tus cejas; que es un deleite para un poeta seguir la ruta a la fortuna; que muestra el trazo y la señal, de tu nariz, suave y perfecta. Debo decirte, María Antonieta, que lucen tus ojos un par de perlas; y que es tu boca, tan roja y tersa, como ha de serlo, la de una reina; corona este perfil, una gracia, que es por demás, francesa y que confina la noche más negra, hasta el joyel de rizos que se despeña, entre tus crenchas. Ahora entiendo, María Antonieta, por el encanto de tu belleza, como es posible, que un hombre pierda en un instante; el corazón o la cabeza....

Para Ser Feliz

Yo para ser feliz, llevo siempre escondida la primavera en el bolsillo; yo para ser feliz, llevo siempre la primavera prendida en la solapa; pues es la primavera la única estación del año, en la que el sol usa su más espléndido amarillo y más libre y más traviesa, la brisa canta.... Yo para ser feliz, llevo siempre la primavera colgando en los oídos; yo para ser feliz, llevo siempre adornando la primavera, mi corbata; que es la primavera un subterfugio, que halaga los sentidos; y hace de la naturaleza, un agradable y entretenido crucigrama.... Yo para ser feliz, llevo siempre cosida la primavera a mis latidos; yo para ser feliz, llevo siempre la primavera terciada como capa; pues es en primavera que amo y que escribo; y hago de soñar una estrategia y una táctica.... Yo para ser feliz, llevo siempre lloviendo la primavera cuando miro; yo para ser feliz; llevo siempre la primavera revuelta en mis palabras; que es la primavera no una época, sin

En Tu Cumpleaños

A Leticia En tu cumpleaños, yo quiero regalarte trinos de ruiseñor, que desde su alma de plumas; lleven hasta tu alma, la magia que hay en la voz. En tu cumpleaños, yo quiero regalarte el cofre de secretos que anoche el mar tiró, con la fuerza de sus olas; y que guardaba en sus bodegas, un secular galeón. En tu cumpleaños, yo quiero regalarte las locas fantasías que la luna ayer soñó; mientras dormida narraba a la indiscreción de las estrellas cuentos de furia y pasión. En tu cumpleaños, yo quiero regalarte versos del hoy por hoy, que te sumen esfuerzos y caricias; y multipliquen el balance y las faenas del amor. En tu cumpleaños yo quiero regalarte un ramo de rayos de sol, que como araña teja una red de filigrana y besos, que arrope desde tus labios, hasta tu corazón...

Luna Fúnebre

Debo decirlo: la luna luce extrañamente pálida, se mira su sonrisa rígida, como cadáver yerto en la plancha; Debo decirlo: la luna se mira extrañamente pálida; y su palidez es tal, que hasta espanta; muestra además la turbia melancolía de los vampiros y la cruel soledad de los fantasmas. Debo decirlo: la luna se mira extrañamente pálida, tienen sus ojos una ternura que vacila y su rostro está infectado de nostalgia. Debo decirlo: la luna luce extrañamente pálida, Sabe Dios si la martiriza la cabeza o si la está matando la garganta. Debo decirlo: la luna luce extrañamente pálida y de sus cejas se cuelgan las ausencias; y se confunde el llanto en sus pestañas. Debo decirlo: la luna luce extrañamente pálida, cada pisada suya tiene un aire a luto; y un eco fúnebre desgarra la cadencia de su voz y carcajadas. Debo decirlo: la luna tiene hoy un silencio a funeraria, donde las horas y el tiempo se suicidan, donde las mismas oraciones fallan. Debo decirlo: la lu

Superluna

Me dicen que por la noche, la luna va a ponerse grande, que vestirá de luto y se inyectará de sangre. Me dicen que por la noche, la luna va a ponerse grande, que llegarán las brujas con muchas ganas de aquelarre. Me dicen que por la noche, la luna va a ponerse grande, y sincronizarán las horas su reloj hasta muy tarde. Me dicen que por la noche, la luna va a ponerse grande, sin importar que vuelen los fantasmas y que los perros ladren. Me dicen que por la noche, la luna va a ponerse grande, que beberá tequila y ebria, se bañará en los mares. Me dicen que por la noche, la luna va a ponerse grande; y poseída de lujuria, procederá a desnudarse. Me dicen que por la noche, la luna va a ponerse grande, y quedará muy gorda tras de saciar su hambre. Me dicen que por la noche, la luna va a ponerse grande; y encantará a los lobos, hasta lograr que bailen. Me dicen que por la noche, la luna va a ponerse grande; y que sobran pendejos que se asustan y que incluso

Septiembre

Septiembre es el mes en que mi México, se viste con el verde impertinente de los ojos de la mujer que sueño. Septiembre es el mes en que mi México, se ajuarea con el blanco de los huesos que fueron de buenos hijos que gozan del cementerio Septiembre es el mes en que mi México, se adorna con el rojo de los besos que vuelan de las letras que pintan sus canciones, llenas de sentimiento. Septiembre es el mes en que mi México, gallardo luce el verde sempiterno del uniforme que portan sus soldados, que a ejemplo de sus héroes, juraron defenderlo. Septiembre es el mes en que mi México, se cubre con el blanco del sudario que usan los cristeros que hicieron de la Virgen, estandarte y madre de un imperio. Septiembre es el mes en que mi México, se engalana con el rojo de la sangre derramada por tantos  hombres buenos que luchando, lo hicieron grande y que la historia ignora pero sus compatriotas conocemos Septiembre es en suma, el mes en que mi México huele a

Liberación

Lo encontré casi extraviado, casi perdido en el tiempo; lo encontré lleno de polvo, algo más triste y mas viejo. Lo encontré, casi lo había olvidado; lo reconocí por su tono y su aleteo. Lo encontré y quiero dártelo, porque te pertenece; es mi más turbio secreto. Lo encontré y no comprendo como pudo tenerse vivo, eso, sin duda, es un misterio; porque a pesar de todo, aún trina e impresiona por la fuerza de su vuelo y que no haya perdido el rumbo, ni olvidado el gusto por el verde de tus ojos, tan certero, que entra como un tiro por el alma y se instala, como el sol, al ras del pecho. Lo encontré y debo dártelo, porque es algo así, tan fugaz como un colibrí, que habla de su amor por ti con todo el cuerpo. Lo encontré y debo dártelo, pues llevo años queriendo hacerlo y es momento que se cumpla el más raro de mis sueños, que he guardado con la terquedad y el cuidado que merecen, los recuerdos. Lo encontré y debo dártelo; hoy sin pena te confieso, que

Calumnias y Cuentos

No es la soledad, en estos raros tiempos, un fenómeno; no es la soledad, por más que lo expliquemos, algo insólito: la soledad es como un virus que entra por los ojos, de pronto se nos sube a las rodillas y trepa hasta las cejas, nos deja atónitos, al meterse a la cocina y llegarnos hasta el gorro... La soledad, es una imprecisión existencial fuera de tono, que nos resta la sonrisa dicen; y va matando todas las ganas de vivir, hasta volvernos locos... La soledad se instala en la existencia, paciente como un monstruo, que asusta cuando ruge e intimida con su porte ominoso; y sin embargo, detrás de las calumnias y cuentos del demonio que suelen achacarle, la soledad es también la dicha y el reposo; y más que nada, la tranquilidad. Es curioso: para el poeta, la soledad no significa enlutar el corazón, sino poder sentir el gozo, indefinible e inaudito, que en el alma nos propicia estar solo...