Fábula de la Tristeza
Sucede a veces,
que la tristeza
es un fantasma pendenciero,
que aparece
y nos espanta,
con sus gritos
y sus gestos.
También ocurre a veces,
que la nostalgia
la acompaña a causar miedo;
y de pronto,
sin saberlo,
las lágrimas sacuden nuestros ojos,
como a los árboles, el viento.
Sucede a veces,
que de pronto,
la tristeza oscurece nuestro cielo,
y con ello,
la ternura se congela sin remedio,
se nos cierra la garganta
y terminan las palabras;
y la noche, cuando llega,
más que amiga
y más que fiesta,
es un fastidio
y un tormento.
Ocurre en ocasiones,
que la nostalgia no se marcha
ni a empujones;
y se instala a nuestro lado
a platicar de madrugada
de partidas
y desvelos.
Incluso a veces,
la tristeza se emborracha
con la ausencia;
y su juerga,
es un concierto de recuerdos
que nos duelen
e incomodan,
como piedra en el zapato
que lastima nuestros dedos.
Pero toda esta desazón termina,
cuando asoma
y brilla
el sol de tu sonrisa;
y disipa con imperio
todas las nubes de desdichas
y pesares,
con un solo movimiento.
Tu mirada,
es un mandato soberano,
que me envía
hasta el amparo de tus brazos
y el abrigo de tus besos;
y en la seguridad de ese puerto,
es que tengo,
parafraseando a Benedetti,
el astillero donde reparo mis sueños...
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