Campanita



Fue la luna, por cierto, la evidencia

de tu vuelo veloz y tu partida;

la ventana, al descuido, quedó abierta,

y su rastro, daba rumbo hacia tu isla.


En mi cama, derramaste una estela

de tus polvos de sol y fantasía;

que me hicieron viajar, de nueva cuenta, 

a una tierra de sueños y de risas. 


Donde, hasta hoy, navegan los piratas

y recorren canoas la bahía;

y ansiosos de comer, los saurios pasan, 


esperando un corsario y su caída;

mientras fluye la magia de tus alas, 

invitando a seguirte, Campanita...


Jacobo Niebla

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