EL PAN Y SUS CONTRADICCIONES
La ideología define el rumbo de un partido político. Es el compendio de ideas que engloba las líneas de acción y conducta institucionales. La ideología es el sello que identifica a toda agrupación.
El partido de Acción Nacional se caracterizó por su ideología de corte demócrata cristiano, que hacía especial énfasis en el respeto a la dignidad de la persona y en la libertad de participación, en la necesidad impostergable de la creación de un espíritu crítico, consciente de los derechos y obligaciones de cada uno (hacer ciudadanía le llamaban), enfatizando la trascendencia de entender y aceptar la democracia, es decir la libre expresión del sentir popular, como el gran motor, capaz de generar las transformaciones requeridas por nuestro país.
Gente como Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Luis Calderón de la Vega, Luis H. Álvarez, Federico Ling Altamirano, Manuel Clouthier del Rincón y muchos otros a nivel nacional y en el plano local como Carlos Castro Morales, Manuel Vargas Góngora, Héctor Bolio Pinzón, Victor Manuel Correa Rachó, Carlos Castillo Peraza, Roger Cicero Mackinney y muchos otros, con sus vidas, dieron testimonio de su fe en semejantes postulados.
Algo pasó en el PAN; a pesar de ser un círculo exclusivista, se fue llenando de indeseables, de gente que ingresaba al partido buscando lucrar para su beneficio, sin importarle en lo más mínimo el bien común. Benito Rosel y Miguel Gutiérrez Machado son ejemplos claros de esto.
Si bien de inicio solo eran casos aislados, con el paso del tiempo, el número de oportunistas fue incrementándose, aunque al menos tenían el cuidado de simular y no apartarse de las líneas ideológicas trazadas.
Mientras el panismo se vio constreñido al ámbito teórico, todo se mantuvo en niveles aceptables, pero cuando el partido gozó los primeros triunfos y accedió al disfrute de las mieles del poder; el pudor y las formas se perdieron por completo y la ideología fue relegada al discurso, el único reducto donde resultaba redituable.
Con el transcurrir del tiempo, el número de oportunistas que buscaban medrar al amparo de los colores blanquiazules fue en ascenso y aparecieron vividores como Renan Barrera, Mauricio Vila, Victor Hugo Lozano, Roger Gutiérrez, Roger Jose Torres Peniche, Raúl Paz, Elías Lixa y muchos otros, que no solo pretendían encontrar en el panismo el modus operandi para enriquecerse, sino que además, perdiendo por completo toda traza de recato, incorporaron prácticas incompatibles con los usos y costumbres de Acción Nacional, como son el reparto de dádivas, la coacción, la compra o alquiler de medios de comunicación y más recientemente, el dedazo.
Con todo lo anteriormente señalado, buscaban generar condiciones convenientes a la consecución de sus objetivos e intereses. Para ello, entendieron que era indispensable apoderarse del panismo y del partido y con la complicidad de malos militantes y ante la apatía y complacencia de muchos otros, a eso se enfocaron, coronando el triunfo sus esfuerzos.
Lo anterior, ha desatado la molestia de la parte sana del panismo que aún queda y que tal vez tardíamente intenta despertar de su letargo, trata de salir de su marasmo, mientras a su alrededor, las estructuras que tanto les llevara construir, colapsan y se derrumban, dinamitadas por los advenedizos, que las juzgan inútiles y estorbosas.
Los panistas conocedores y amantes de su doctrina, escuchan con pavor, que los fundadores y sus próceres estaban equivocados; que sus valores y principios no eran sino una sarta de disparates y que los nuevos prohombres y caudillos son los seres del destino; la cauda de elegidos y predestinados, que los llevarán a la victoria y al mejor de los mundos posibles. Por lo menos eso es lo que ofrecen, aunque en la realidad resulte claro que los beneficiarios son tan solo ellos y unos cuantos allegados.
Prosigo preguntándome si permitirán los verdaderos panistas que un atajo de mentecatos les arrebate su partido. Me sigo preguntando si los buenos panistas tolerarán que estos bribones consagren como dogmas de fe, todo aquello que desprecian. Me queda la duda de saber si los panistas tendrán el cinismo, la desvergüenza y el descaro de apoyar con su voto todo aquello contra lo que que lucharon y si se atreverán a sanar de sus dolencias, sabiendo que la medicina que requieren es amarga. Solo el tiempo nos permitirá saberlo.
El partido de Acción Nacional se caracterizó por su ideología de corte demócrata cristiano, que hacía especial énfasis en el respeto a la dignidad de la persona y en la libertad de participación, en la necesidad impostergable de la creación de un espíritu crítico, consciente de los derechos y obligaciones de cada uno (hacer ciudadanía le llamaban), enfatizando la trascendencia de entender y aceptar la democracia, es decir la libre expresión del sentir popular, como el gran motor, capaz de generar las transformaciones requeridas por nuestro país.
Gente como Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Luis Calderón de la Vega, Luis H. Álvarez, Federico Ling Altamirano, Manuel Clouthier del Rincón y muchos otros a nivel nacional y en el plano local como Carlos Castro Morales, Manuel Vargas Góngora, Héctor Bolio Pinzón, Victor Manuel Correa Rachó, Carlos Castillo Peraza, Roger Cicero Mackinney y muchos otros, con sus vidas, dieron testimonio de su fe en semejantes postulados.
Algo pasó en el PAN; a pesar de ser un círculo exclusivista, se fue llenando de indeseables, de gente que ingresaba al partido buscando lucrar para su beneficio, sin importarle en lo más mínimo el bien común. Benito Rosel y Miguel Gutiérrez Machado son ejemplos claros de esto.
Si bien de inicio solo eran casos aislados, con el paso del tiempo, el número de oportunistas fue incrementándose, aunque al menos tenían el cuidado de simular y no apartarse de las líneas ideológicas trazadas.
Mientras el panismo se vio constreñido al ámbito teórico, todo se mantuvo en niveles aceptables, pero cuando el partido gozó los primeros triunfos y accedió al disfrute de las mieles del poder; el pudor y las formas se perdieron por completo y la ideología fue relegada al discurso, el único reducto donde resultaba redituable.
Con el transcurrir del tiempo, el número de oportunistas que buscaban medrar al amparo de los colores blanquiazules fue en ascenso y aparecieron vividores como Renan Barrera, Mauricio Vila, Victor Hugo Lozano, Roger Gutiérrez, Roger Jose Torres Peniche, Raúl Paz, Elías Lixa y muchos otros, que no solo pretendían encontrar en el panismo el modus operandi para enriquecerse, sino que además, perdiendo por completo toda traza de recato, incorporaron prácticas incompatibles con los usos y costumbres de Acción Nacional, como son el reparto de dádivas, la coacción, la compra o alquiler de medios de comunicación y más recientemente, el dedazo.
Con todo lo anteriormente señalado, buscaban generar condiciones convenientes a la consecución de sus objetivos e intereses. Para ello, entendieron que era indispensable apoderarse del panismo y del partido y con la complicidad de malos militantes y ante la apatía y complacencia de muchos otros, a eso se enfocaron, coronando el triunfo sus esfuerzos.
Lo anterior, ha desatado la molestia de la parte sana del panismo que aún queda y que tal vez tardíamente intenta despertar de su letargo, trata de salir de su marasmo, mientras a su alrededor, las estructuras que tanto les llevara construir, colapsan y se derrumban, dinamitadas por los advenedizos, que las juzgan inútiles y estorbosas.
Los panistas conocedores y amantes de su doctrina, escuchan con pavor, que los fundadores y sus próceres estaban equivocados; que sus valores y principios no eran sino una sarta de disparates y que los nuevos prohombres y caudillos son los seres del destino; la cauda de elegidos y predestinados, que los llevarán a la victoria y al mejor de los mundos posibles. Por lo menos eso es lo que ofrecen, aunque en la realidad resulte claro que los beneficiarios son tan solo ellos y unos cuantos allegados.
Prosigo preguntándome si permitirán los verdaderos panistas que un atajo de mentecatos les arrebate su partido. Me sigo preguntando si los buenos panistas tolerarán que estos bribones consagren como dogmas de fe, todo aquello que desprecian. Me queda la duda de saber si los panistas tendrán el cinismo, la desvergüenza y el descaro de apoyar con su voto todo aquello contra lo que que lucharon y si se atreverán a sanar de sus dolencias, sabiendo que la medicina que requieren es amarga. Solo el tiempo nos permitirá saberlo.
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