Barruntos
Advierto en tí, tormentas reprimidas,
que lanzan los luceros a tus piernas,
con ecos de tu voz, cual clandestina
melodía de adiós que reverbera.
Vibra en tí, un añejo fulgor que crispa,
que atrae, que se antoja, que marea,
golpea a veces; y otras acaricia;
y fluye de tus labios, cuando besas.
Tus ojos son antorchas que se agitan,
columbro la nostalgia en sus pavesas,
encuentro en su horizonte, despedidas;
y un conjuro al deseo que regresa,
como ola que hace balancear la quilla,
de un nombre que combina, mar y arena.
que lanzan los luceros a tus piernas,
con ecos de tu voz, cual clandestina
melodía de adiós que reverbera.
Vibra en tí, un añejo fulgor que crispa,
que atrae, que se antoja, que marea,
golpea a veces; y otras acaricia;
y fluye de tus labios, cuando besas.
Tus ojos son antorchas que se agitan,
columbro la nostalgia en sus pavesas,
encuentro en su horizonte, despedidas;
y un conjuro al deseo que regresa,
como ola que hace balancear la quilla,
de un nombre que combina, mar y arena.
Es interesante su poema, un soneto con rima "falsa" (una forma de llamar esta rima, no por desdén, sino por uno de sus nombre"técnicos". No abundan quienes escriban sonetos en esta época. Felicidades.
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