Poema de Ocasión
Hay poemas que son ardientes como cita clandestina,
porque en ellos se besa,
se canta,
se ama
y se fornica.
Hay poemas que son ligeros para interpretar,
pues no llevan la formalidad de un aria,
sino solo el aire pícaro de una tonadilla;
de esas que se cantan, no en la casa,
sino que se entonan con la complicidad de la cantina.
Hay poemas para declamarse con voz cínica,
haciendo a un lado los prejuicios,
pese a que éstos se hayan vuelto,
como de la familia.
Hay poemas que se disfrutan;
tanto como la primera copa de la bebida favorita,
o más aún, como la última parranda que se corre,
en el instante de entregar la vida;
y que al firmarse, entregan líneas descaradas y procaces,
sugerentes, eróticas, sicalipticas,
tal y como resulta el legado de una musa de ocasión,
como en el caso que es de hoy:
Desinhibida, sin pudor,
bordeando en la inmoralidad,
casquivana y libertina...
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