INFANCIA PERDIDA

Hay un niño atrapado en cada adulto,
un alma que canta y juega,
maestro de la lógica,
aprendiz de lo absurdo.
Hay un niño atrapado en cada adulto,
con ojos curiosos y traviesos,
capaz de devorar,
un cúmulo de libros nuevos;
y un sinfín de frutas verdes, sin apuro.
Hay un niño atrapado en cada adulto,
ansioso de dar besos
y caricias en tumulto,
amante de saltar sin tiempo,
de reír sin límites,
ni angustias de futuro.
Hay un niño atrapado en cada adulto,
capaz de soñar sin miedo,
también de espantar los sustos,
capaz de probar las bondades del lodo
y las de Dios,
capaz de cambiar al mundo...

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