Contrastes Del Fin de Fiesta
Mucha gente se ha podido percatar de las paradojas que trajo consigo el fin de la desastrosa administración de Renán Barrera: para empezar, un quebranto patrimonial de más de 380 millones de pesos, que los ciudadanos deberemos pagar, cuando lo justo sería deslindar responsabilidades y exigir a los funcionarios involucrados en la arbitraria recisión de contrato a la empresa ABC Leasing, que asuman las consecuencias de sus determinaciones.
Amén de lo anterior, podemos consignar deficientes servicios públicos, que mantienen la ciudad mal iluminada, sucia y llena de baches. Y como colofón de todo, la perversa costumbre de la simulación que ha tomado carta de naturalidad en el ámbito de la conducta de los integrantes del Partido de Acción Nacional, que acceden a alguna responsabilidad en cualquier nivel de la administración pública.
Además de todo esto, no podemos dejar de poner en relieve la naturaleza del evento de cierre de gestión del todavía alcalde de nuestra ciudad, que para satisfacer su ego y sus ansias megalómanas, no se conformó con un evento en el corazón de nuestra plaza, sino que desdeñó el auditorio del Olimpo y buscó un escenario de mayores dimensiones, acorde a su vanidad, esperando un mayor aforo, para intentar con participantes a modo, exhibir una ovación mayor. Esta circunstancia se vio frustrada, porque no consiguió llenar el Peón Contreras.
Algunos funcionarios de extracción priista manifestaron su inconformidad con el hecho de que el gobierno del estado, a través de la Secretaría de Cultura, haya proporcionado al ayuntamiento el Peón Contreras, para una actividad oropelesca y que implicaba el cerrojazo, a unas de las peores administraciones que hemos padecido los meridanos. Les explicaba que en mérito de la cortesía institucional, no existían motivos valederos para negar el espacio y que otorgar el teatro, constituía una bofetada con guante blanco, que el gobernador, experto en el oficio político, propinaba a un alcalde, que siempre se destacó por sus formas majaderas, pletóricas de grosería y carentes por completo de urbanidad.
El gobernador siempre hizo gala de escrupulosa educación y cortesanía en el trato institucional con el todavía alcalde. En contraste, la ordinariez y vulgaridad de Renán se hicieron patentes, hasta en los eventos donde los reclamos, quedaban fuera de lugar. Ejemplo de ello, el primer informe municipal, donde perdiendo por completo toda noción de protocolo, soltó una andanada de reproches, inoportunos por completo.
Otro ejemplo, constituye la negativa que en varias ocasiones recibió gobierno del estado de parte del municipio, al solicitar las instalaciones de algún parque, para la realización de los diálogos del gobernador. Lo anterior, a pesar de hacerse con oportunidad, cubriendo lade formalidades y ante las instancias pertinentes.
Por sus malos modos, Renan Barrera perdió la posibilidad de trabajar de manera conjunta, beneficiando a los habitantes de esta ciudad.
El veredicto de la ciudadanía se emitió y fue inapelable: estuvo ausente de las butacas y palcos de un teatro, que debió albergar acarreados, que aplaudieron sumisamente a quien les paga las quincenas o les otorga ventajosos contratos. El juicio de los panistas, fue contundente: le negaron al hasta hoy alcalde, la tranquilidad del fuero y le negaron la posibilidad de dirigir al partido. Pronto su candidato será derrotado y hará mayor la dimensión del desastre.
Y para concluir, culminó su gestión, llevándose una sonora bofetada con guante blanco propinada por el titular del ejecutivo, que le demostró que el complot financiero y operativo del que siempre se quejaba padecía su administración, solo existió en su mente calenturienta.
Concluido el período de Renan Barrera, hago votos para que para él no haya amnesia, ni amnistía. Merida no olvida.
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