Exorcismo

Mis demonios se volvieron locos,
se tomaron de las manos
y jugaron a la ronda,
a pesar del sol de agosto;
exaltados por el fuego del insomnio,
desnudaron a la luna
y aullaron como lobos;
inspirados escribieron
tres historias de lujuria,
que tatuaron en sus rostros;
rescataron sus violines del olvido
y torturaron las escalas,
que arrojaron entre notas,
sueños rotos.
Mis demonios se volvieron locos,
decidieron hacer de lado el póker
y jugar a los horóscopos;
se quitaron los zapatos
y gozaron de la lluvia,
dando brincos en el lodo
intentaron el olvido
de las penas del otoño,
enredándose en tu pelo
con marcado olor a coco;
ascendieron a la cima de la dicha
procurándose el socorro
de la magia de tu nombre
y con él como amuleto,
iniciaron nuevos tópicos.
Mis demonios se volvieron locos,
yo no se si fue la primavera
o la fiebre de los trópicos;
ya no se a quien echar la culpa
de los versos que declaman
en voz baja y con sollozos;
si a los mantras de la lluvia,
a un ciclón, a un terremoto
o tal vez a un exorcismo
fulminado de tus ojos...