En El Horizonte Del Domingo

En el turbio horizonte del domingo, refulgen la nostalgia y el hastío, un alud de nubes se desgaja y deja el cielo plomizo y hasta el rumor ondulante del viento, tiene tono a cataclismo. Todos los fantasmas confabulan en el horizonte del domingo, y subrayan su prédica de sombras con rezongos y entre gritos; la soledad también se magnifica en el horizonte del domingo: la tristeza se atrinchera en el hueco de la almohada y se desliza con despreocupación hasta el oído. En honor a la verdad, debo admitirlo y asumir que todas mis desgracias dan inicio en el horizonte del domingo: las mujeres que recuerdo, las miradas que no olvido, las esperas que me duelen, las siluetas que transijo y remito al corazón, no se muy bien si por gracia o maleficio... un virus raro y taciturno inocula el horizonte del domingo y desahucia casi cualquier certeza y aniquila casi cualquier vestigio de esperanza, que no haya sucumbido. Debo admitir que en el horizonte del domingo, con el torvo transcurso de las horas, desfallezco y agonizo y aunque invoco tu nombre, a manera de plegaria angustiosa, implorando su auxilio, los pesares no ceden; y claudico y escribo, este amargo ritornelo que celebra la dicha del amor perdido...

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Origen de Mario Millet

LAS TRANSAS DE CHANGOLEÓN

RENÁN BARRERA FORTALECE LA SEGURIDAD EN MÉRIDA