PANORAMA EMERITENSE

Nunca podré contar lunas en tus ojos, jamás podré soñar tu voz a contraviento, no araré la historia de tus pasos, jamás podré atemperar tu piel de fuego. Jamás voy a inducir parsimonias en tus manos, no salvaré ninguno de tus cuentos, nunca hallaré tu boca en mis insomnios, jamás he de perder la noche en tus cabellos, no sumaré dos sílabas de mar en tus pestañas, nunca navegarán mis cejas por tu cuello. jamás podré tenderte mi arcoiris de esperanza, no pecaré extático en tu cielo, no te daré mi corazón en sombras, dicen que mato lo que quiero... Jacobo Niebla 

Cuerpos en crepúsculo preludiando mar, vórtice de sueños, crepitar de caracolas sugiriendo intimidades, ardentía impregnada de luna, -exégesis de tí-, algas en catarsis derrocando fingidos horizontes; conciliabulo en arena, -silencio que reprueba la moral-, frenesí de playa, naufragio nocturno, -pleamor- Jacobo Niebla

Besa tenue la lluvia mi ventana, como llanto de Dios, con triste ritmo; y difunde en mi cuarto la nostalgia, con dramática voz de cataclismo. Tonos grises mi calle desparrama, con acentos de luto y maleficio, en mi rostro palpita la distancia; y el deseo tenaz de estar contigo. Muchas cosas cambiaron a mansalva, ¿habrá sido lo nuestro un espejismo?, qué tejimos con juegos y plegarias, a despecho del tiempo y sus peligros. Ojalá que un milagro cancelara, esta triste mañana de domingo... Jacobo Niebla 

Termina de llover, breve es la luna, tu rostro es una hoguera hacia lo lejos; la noche se resbala en tu cintura, tus manos acarician el silencio. Tus ojos enlutados me dibujan, conjuros ancestrales y secretos; tu cuerpo es un acorde en la penumbra, tu piel es la obertura del concierto. El mar es una rima de Neruda, que inunda con sus olas, tu cabello; tu boca es una ruta que preludia amor para el que siga su sendero; por eso, las estrellas se deslumbran, al ver la pirotecnia de tus besos... Jacobo Niebla

Te siento soledad, bien decidida a quedarte para siempre a mi lado, tu cuota de nostalgias me fastidia, con signos de silencio cotidianos. Te noto, miserable, convencida, de todo el mal que hasta hoy me has causado; odio la impertinencia de tu risa y también tu porte, arrogante y fatuo. Tu sombra muy despacio me lastima, me deja, finalmente, derrotado, pero ya se acabó, pues ya termina tu maldita labor. No harás más daño. Te largas de inmediato de mi vida, fue suficiente ya, ¡vete al carajo! Jacobo Niebla 

He dejado atrás, atardeceres, devociones, subterfugios, el subrayado final de tu sonrisa; ardides, añoranzas, aquelarres, las manchas de carmín en mi camisa. He dejado atrás, insomnios, otredades, aislamientos, el fuego de tus ojos cuando miran; espectros, ausencias, soledades, los brazos que me daban bienvenida. He dejado atrás, naufragios, ardentías, soliloquios, el cauce de tus piernas repentinas; memorias, arcoiris y sonetos, la sombra de tu boca fugitiva. He dejado atrás, destierros, cataclismos, desencuentros, la historia de tu piel que ya no es mía... Jacobo Niebla

Ayer, Julieta tuvo a su Romeo,  Alfredo de Musset a su Lucía,  Beatriz llevó a Dante hasta el infierno; por Ana, el rey Enrique causó un cisma.  Elena puso en caos un imperio,  Petrarca tuvo a Laura entre sus rimas,  Antonieta hizo a Luis perder el cuello; Leonardo se prendó de Mona Lisa. Matilde concedió veinte sonetos; y Jaime suspiró por Josefina,  fue Frida la obsesión del gordo Diego; y Mario también fue de Luz María.  No se lo que daría, lo confieso, por figurar contigo en esta lista... Jacobo Niebla

Fue la luna, por cierto, la evidencia de tu vuelo veloz y tu partida; la ventana, al descuido, quedó abierta, y su rastro, daba rumbo hacia tu isla. En mi cama, derramaste una estela de tus polvos de sol y fantasía; que me hicieron viajar, de nueva cuenta,  a una tierra de sueños y de risas.  Donde, hasta hoy, navegan los piratas y recorren canoas la bahía; y ansiosos de comer, los saurios pasan,  esperando un corsario y su caída; mientras fluye la magia de tus alas,  invitando a seguirte, Campanita... Jacobo Niebla

 Una noche sin café,  a solas con tu recuerdo,  con la luna a cuentagotas,  con el reloj arañando el tiempo. Una noche sin café,  con los juegos de apariencias del espejo,  con fantasmas revoloteando la soledad y el tedio.  Otra noche sin café,  aislado de tu cuerpo; con la nostalgia a mansalva,  con tus ojos tan lejanos como el cielo.  Otra noche sin café,  tantas horas de frío y miedo; con la sola compañía de mi pluma y el silencio... 

 La magia existe,  las cosas suceden; la suerte nos cambia,  la vida sorprende.  La gente se encuentra,  los amores vuelven,  el tiempo retorna; retrocede a veces.  El llanto concluye,  el sol resplandece,  afloran tus ojos; la luna se enciende.  Tus manos traviesas,  la gloria prometen,  deshojan poemas,  y por eso, llueve.  Tu boca entre besos,  con garbo se mueve,  me lleva hasta el cielo; mi gozo es de muerte.  Por eso, es que entiendo,  que haya vuelto a verte...  Jacobo Niebla 

Te invito esta noche a mi casa,  juguemos juegos prohibidos,  esos que llaman pecado; y que provocan delirios.  Propongo sentir vértigo y disfrutar del peligro,  explorar nuestros cuerpos,  gozar placer a escondidas; porque este plan es delito.  Rompamos arcaicos moldes; no será el amor nuestro destino,  subamos y bajemos,  por los rumbos de la piel,  fundidos tú y yo en uno mismo.  Quiero llegar al cielo; y descender al infierno contigo,  aquí no habrá purgatorio: tendremos toda la eternidad,  para poder arrepentirnos.