Poema de Ocasión
Hay poemas que son ardientes como cita clandestina, porque en ellos se besa, se canta, se ama y se fornica. Hay poemas que son ligeros para interpretar, pues no llevan la formalidad de un aria, sino solo el aire pícaro de una tonadilla; de esas que se cantan, no en la casa, sino que se entonan con la complicidad de la cantina. Hay poemas para declamarse con voz cínica, haciendo a un lado los prejuicios, pese a que éstos se hayan vuelto, como de la familia. Hay poemas que se disfrutan; tanto como la primera copa de la bebida favorita, o más aún, como la última parranda que se corre, en el instante de entregar la vida; y que al firmarse, entregan líneas descaradas y procaces, sugerentes, eróticas, sicalipticas, tal y como resulta el legado de una musa de ocasión, como en el caso que es de hoy: Desinhibida, sin pudor, bordeando en la inmoralidad, casquivana y libertina...