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Mostrando entradas de febrero, 2015

Manitas

Las manitas de mi hijo, inquietas como chispas, zumbando como moscos, transforman mis insomnios en caricias, que no es poco... Las manitas de mi hijo, frescas como la brisa, cálidas como el trópico, desatan en mi rostro la sonrisa, jugando balero o trompo. Las manitas de mi hijo, que siempre tienen prisa, que quieren saber como se hacen y deshacen las cosas en la vida, me pueden volver loco... Las manitas de mi hijo, que nunca son muy limpias, pues aman agua y lodo, ahuyentan melancolías trazando en el aire monstruos. Las manitas de mi hijo, testimonio de mi dicha, mensajeras del asombro, me sanan sin cirugías, me tocan y curan todo...

La Bella Durmiente

La Bella Durmiente ha tiempo que duerme, no se sabe la causa exactamente; se ignora si se trata tan solo de un juego, de una siesta breve o de un simple ensayo teatral de la muerte. La Bella Durmiente ha tiempo que duerme y la gente, no sabe si ese sueño es algo natural o se indujo artificialmente; nadie sabe si al dormir, la princesa sufre o se divierte, si sueña con ángeles o con hombres de nieve. La Bella Durmiente ha tiempo que duerme y su letargo impide que las hadas vuelen, que las aves canten, que las flores tiemblen; tan amplio descanso la noche sostiene y logra que las sombras, su imperio celebren. La Bella Durmiente ha tiempo que duerme y no se ve que el alba a su alcoba llegue, no se atisban rastros de ningún jinete, ni se avistan magos que hechizos intenten; todo es gris y oscuro, omiso y silente. La Bella Durmiente ha tiempo que duerme y su cara está llena de un rubor tan tenue, su pecho se agita de modo tan leve, que sus tersos

Panacea

Porque a mi corazón tu puedes darle vida, la dicha sin igual, que solo da febrero, e iluminar el horizonte con tu risa, que incendia el aire con lo alegre de su fuego Porque a mi corazón puedes sentarlo en tus rodillas, pedirle con ternura te cuente sus secretos; y sugerirle que el amor, es una sombra que desliza silenciosa su presencia, al formularse un sortilegio Porque a mi corazón tu puedes darle compañía y resolver, de una vez por todas, el misterio que impregna tus miradas, de un enigma, Tan denso y turbio, como mar revuelto; cura mi corazón, que tus cuidados necesita, administrando constantes dosis de tus besos...

El Trovador

(A mi amigo Gilberto Pastrana y a todos los que son como él) Marinero que pescas gaviotas con la brisa de la playa y derramas por la cofa, tu sabor de serenata. Alquimista de los sueños, hechicero de palabras, tejes redes con tus cuentos, empedrados de nostalgia. Gambusino de la noche, artesano de luceros, de espejismos que se rompen, cuando surgen del silencio. Vagabundo de las letras, curandero de las almas, que de lágrimas enfermas, cuando suena tu guitarra...