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Mostrando entradas de junio, 2014

Alquimia

He pasado mi existencia jugando al alquimista, experimentando con fórmulas y tósigos, preparando pócimas bienhechoras o mortíferas, he aprendido efectos de veneno, que lo mismo matan o dan vida; y como en amor, advertido que en el griego hay sufijos que contienen magia implícita; y tal cual Ina quiere decir sustancia, su simple eco, suele causar sonrisas; y si hemos de creer los viejos textos: el romance siempre marcha precedido de la risa. De suerte tal, que si consigo que tu rostro se ilumine por obra y gracia de la alquimia, podré hacerte confiar en que es probable, que emboscado en un soneto, el amor te aguarda a la vuelta de la esquina...

Luna Lunática

La luna lunática, se llena de dulce terquedad y de una candidez absurda, la luna lunática se inunda, de voces, de recuerdos y ternura... La luna lunática se pinta, con gestos cuasi obscenos y lujuria; la luna lunática hace sus cosas, a solas, a sotto voce y en penumbra... La luna lunática se viste irremediable, con sueños indelebles y locura; la luna lunática divaga temeraria, buscando a su paso la aventura... La luna lunática es una romántica incurable, que enmedio de la noche tu rostro me dibuja...

Cuando Muera

El día que yo me muera, bajo el cielo de mi tierra, entierren también mis cuentos y mis poemas; y que los cubra con su luz y su rumbo, una estrella marinera, que los arrullen guitarras y que los marquen con piedras, que solo sencillez se espera luzca en la tumba de un poeta; ni presunciones, ni llanto, ni palabras lisonjeras; quiero solo el recuerdo gentil de mis amigos; y que los jóvenes me lean por amor y no por fuerza, pues ser leído garantiza a tu obra, vida eterna... Por eso, cuando me muera, quiero ser enterrado con un vaso y con botellas, que habrá eternidad de sobra, para calmar la sed de copas y endechas... El día que yo me muera, bajo el cielo de mi tierra, que surjan otros cantores y vibren también liras nuevas...

En El Horizonte Del Domingo

En el turbio horizonte del domingo, refulgen la nostalgia y el hastío, un alud de nubes se desgaja y deja el cielo plomizo y hasta el rumor ondulante del viento, tiene tono a cataclismo. Todos los fantasmas confabulan en el horizonte del domingo, y subrayan su prédica de sombras con rezongos y entre gritos; la soledad también se magnifica en el horizonte del domingo: la tristeza se atrinchera en el hueco de la almohada y se desliza con despreocupación hasta el oído. En honor a la verdad, debo admitirlo y asumir que todas mis desgracias dan inicio en el horizonte del domingo: las mujeres que recuerdo, las miradas que no olvido, las esperas que me duelen, las siluetas que transijo y remito al corazón, no se muy bien si por gracia o maleficio... un virus raro y taciturno inocula el horizonte del domingo y desahucia casi cualquier certeza y aniquila casi cualquier vestigio de esperanza, que no haya sucumbido. Debo admitir que en el horizonte del domingo, con el torvo transcurso de las hora