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Mostrando entradas de diciembre, 2015

Cuando Sueño

En las noches, cuando sueño, me parece que desciendes de las nubes que transitan por el cielo. En las noches, cuando sueño, me parece que despojas de su velo, al amor y sus misterios. En las noches, cuando sueño, me parece que tu voz es un susurro, que fulgura con su acento y que cubre con la sombra de tus ojos, las estrellas y luceros. En las noches, cuando sueño, me parece que es un ángel el que llega hasta mi lecho, a arrullarme con sus cuentos y oraciones y constata que me duermo. En las noches, cuando sueño, es tu rostro, el final de mis recuerdos y la razón de que se forme la más amplia curva de ternura en mi sonrisa, si imagino que te beso...

Basta Solo

Basta solo darte el sol por el postigo, para contar tus besos con sigilo; abrir los ojos al acaso; y ver tu cuerpo con alivio. Basta solo guardar la soledad en el bolsillo, para gozar tu aliento sorprendido y descubrir la aurora de tu voz, como un prodigio que nace al amparo del temblor, que es tuyo y mio... Basta solo el fuego de tu piel para quitarme el frío e iniciar el rito que celebramos, en tu talamo, al unisono y que logra hacernos columbrar, sin atavismos, una sola eternidad, un ser divino... Basta solo conjugar notas y hasta trinos, para sentir tu sombra cubriendo mis oidos; y saber que puede darse el alma en un suspiro, convirtiendo todas las cosas que imagino, en un crisol donde se funde tanto amor, en uno mismo. Basta solo saber, que no hace falta orar sin exorcismos, sino mirarme para dentro sin peligro; y desgranar las letras de tu nombre en silencio, para encontrarte a quemarropa, Sin motivo...

La Pena de Musmé

La famosa cortesana, la fatídica Musmé, cuando ríe casquivana, ya te sabe a su merced. Proveniente de la China, conquistó al gran Mongol, con sus piernas que fascinan, lo volvió loco de amor. Con la gracia con que mira y su extrema palidez, cuando besa, te fulmina, es la culpa hecha mujer. Su codicia es infinita, como grande es su pasión; y las penas cuando niña, le han blindado el corazón. Sin embargo, por su cara, turbias lágrimas se ven, y a Musmé, la despiadada, le ha tocado hoy perder. Un poeta con malicia, le ha cantado una canción; yla magia de su lira, la ha infectado de ilusión. Con el alma destrozada, la maléfica Musmé, se ha marchado enamorada, para nunca más volver.

Bailarina

En la pista está el objeto y el motivo de tu vida, todo cambia y se transforma si a tus pies les salen alas; tus pisadas confeccionan fantasías, casi vuelas, impulsada por las notas de la música, si giras. Da igual el personaje que interpretas: Si es sirena, hada o mítica odalisca. Al moverte, emocionas a la gente con tu agilidad felina, tu sonrisa se cotiza en ovaciones, que a raudales, te derraman y prodigan. Amo tu sensibilidad y atrevimiento, tu dulzura y los trazos enigmáticos que traduce tu reflejo, que enamora y que fascina. Eres magia y eres fuego, mi adorada bailarina